Habiéndome dado hace dos años un ataque de gota durante mis vacaciones, el médico que me diagnosticó, me prescribió Colchimax y Ziloric 300 hasta que pasara la crisis.
Como régimen de comidas, prohibió tajantemente las carnes rojas y de caza, vísceras, pescado azul, conservas, espinacas y de mariscos exclusivamente bivalvos. También excluía cerveza y cava así como los destilados.
A mi regreso a casa, me hice visitar por un eminente nefrólogo que ratificó el diagnóstico y casi el mismo régimen de comidas pero me retiró el Ziloric 300 que continuaba tomando y me indicó que me hiciera una ecografía abdominal por si por exceso de Ziloric se me podía haber formado algún cálculo. Afortunadamente la prueba fue negativa.
Este verano, también en mis vacaciones, me ha vuelto a dar un episodio gotoso y el reumatólogo que me vio, además de decirme que la recaída ha sido a consecuencia de una acción de rebote al suspender la medicación, me advierte que debo continuar tomando el Ziloric como los diabéticos la insulina.
Como dato curioso diré, que, éste último, en el epígrafe bajos en purinas, incluye las bebidas habituales con excepción del vino de Borgoña y el cava. Los viejos gotosos aseguran que de siempre se prohibió terminantemente el tomate por su gran contenido de purina. Ahora ningún médico lo proscribe.
Ruego me den su opinión al respecto y me digan las consecuencias (aparte de las dolorosas) de no llevar a rajatabla el plan dietético.