Las fístulas o quistes tiroglosos son restos del conducto que en el embrión conecta la glándula tiroides con el suelo de la faringe y, por consiguiente, pueden ocupar cualquier ubicación en ese trayecto, desde la base de la lengua hasta la glándula tiroides. Dicho trayecto podrá pasar por delante, a través o detrás del hueso hioides. Las fístulas o quistes tiroglosos representan la patología congénita de mayor frecuencia a nivel cervical, no hay prevalencia de algún sexo sobre otro y son detectados en niños y jóvenes con mayor frecuencia. La ubicación más frecuente se encuentra por debajo del hueso hioides, movilizándose verticalmente con los movimientos de deglución.
Al igual que los quistes branquiales, los tiroglosos son remitentes, no dolorosos y móviles. La clínica cambia si se produce infección de los mismos, eventualidad rara en los quistes tiroglosos y casi siempre relacionada con procedimientos diagnósticos. Las fístulas se caracterizan por presentar un área inflamatoria que rodea el orificio externo a través del cual se puede observar la salida de líquido citrino.
Las fístulas o quistes tiroglosos serán resecados mediante la técnica de Sistrunck descrita por dicho autor en 1920. La resección de la porción medial del hueso hioides que aconseja este autor reduce el número de recidivas a menos del 20%. La resección del trayecto fistuloso desde el hioides hasta el agujero ciego reduce la misma a menos del 4%. Una resección amplia puede conllevar un
hipotiroidismo, por ello es mejor mantenerse en cierto grado de recidivas que asumir este riesgo.