La hiperplasia endometrial suele dividirse en cuatro grupos:
- Hiperplasia simple.
- Hiperplasia compleja.
- Hiperplasia atípica simple.
- Hiperplasia atípica compleja
La hiperplasia atípica (aquella que indica presencia de células anormales) se considera una enfermedad precursora del cáncer de endometrio.
Cuando las células del endometrio crecen y se multiplican activamente se denomina hiperplasia simple. Pueden retroceder de manera espontánea, o con un tratamiento médico y tiene un riesgo bajo de progresar a un cáncer.
Si el crecimiento continúa, se forman nuevas células y glándulas, formándose la llamada hiperplasia compleja.
Las hiperplasias no atípicas tienen células y glándulas normales, aunque aumentadas en número y tamaño.
Cuando las células sufren cambios que las predisponen a la aparición del cáncer, se habla de hiperplasia atípica (ya sea hiperplasia atípica simple o compleja).
Según datos estadísticos, cada tipo de hiperplasia endometrial tiene un porcentaje diferente de progresar hacia el cáncer de endometrio:
- Hiperplasia simple: progresa en menos del 1 % de los casos.
- Hiperplasia compleja: alrededor del 3 %.
- Hiperplasia simple atípica: hasta el 8 %.
- Hiperplasia compleja atípica: hasta el 30 %.
Si se detecta la hiperplasia endometrial y se controla médicamente se puede evitar que progrese hacia un cáncer de endometrio.