El sellado de fisuras es un procedimiento preventivo por el que se tapa las fosas y fisuras sanas de los dientes mediante la aplicación de una resina.
Supone una barrera que protege las zonas más susceptibles de ser atacadas por las caries, preferentemente las caras triturantes de los dientes posteriores.
Los selladores están especialmente indicados en los niños con compromiso médico (inmunosupresión, cardiopatias, nefropatias, ...), minusvalia física o psíquica, con caries en dentición temporal, y con caries en alguno de los primeros molares definitivos.
Tras una historia clínica y una exploración minuciosa se procede a la limpieza del diente a sellar con pasta sin fluor, y posteriormente al aislamiento y grabado de esmalte, aplicación de la resina y polimerización si es preciso.
Este método preventivo no es infalible ya que en los dientes sellados se pueden desarrollar caries.
Por ello es importante realizar revisiones periódicas de los dientes sellados y poder descubrir el desarrollo de una caries tempranamente, si se produce.
Se han vertido algunas acusaciones sobre la posible existencia de ciertos efectos no deseados de los selladores.
No obstante, los selladores han sido aceptados por todos los organismos competentes en esta materia como la OMS, la FDI, la ADA, etc.
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