La reendodoncia es el procedimiento por el cual se vuelve a realizar el tratamiento de conductos en un diente cuyo tratamiento endodóntico inicial no ha dado el resultado esperado.
Puede ser de tres tipos:
Ante un diente endodonciado se debe efectuar una evaluación clínica y radiográfica para determinar si procede o no un retratamiento endodóntico o quirúrgico.
Si aparecen sintomas de infección o inflamación o dolor persistente en un diente endodónciado debera valorarse la necesidad de una reendodoncia.
Si el diente está asintomático se puede tener una actitud expectante de vigilancia periódica.
No obstante, si el diente requiere una restauración protésica debe hacerse una cuidadosa evaluación y proceder si es preciso a la reendodoncia.
Una historia y exploración previas, junto a una posición adecuada del paciente y del profesional, el uso de una técnica correcta y unas medidas de asepsia son normas imprescindibles para la realización de una reendodoncia.
Se inicia con la eliminación del contenido del conducto con las diferentes técnicas y productos, para continuar con la obtención de una nueva preparación y la posterior realización de una correcta obturación. Puede ser necesario realizar radiografías de control en los diferentes pasos.
De este modo el diente esta preparado para ser restaurado. Los dientes endodonciados pueden precisar la colocación de una corona con finas estéticos y funcionales.
El porcentaje de éxitos en los retratamientos es de alrededor del 60%.
Por ello y a pesar de realizar una correcta técnica, el tratamiento puede fracasar ya que es una terapia de rescate en la que intervienen múltiples factores, algunos imposibles de controlar.
Es muy importante el control periódico del tratamiento, tanto clínico como radiológico.