Un absceso dental es una acumulación de material resultante de una infección bacteriana (pus), normalmente en la raíz / pulpa de un diente.
El absceso dental es la complicación más frecuente de la caries dental, pero también de lesiones dentales por traumatismos. En ambos casos se rompe el esmalte dental lo que permite la entrada de bacterias a la pulpa y la raíz del diente.
Esta entrada produce una infección y el sistema inmunitario envía glóbulos blancos para defenderse de la misma, produciéndose una inflamación; se generan residuos de bacterias muertas y glóbulos blancos, lo que en conjunto forma el pus.
Como es una zona de escasa elasticidad la presencia de pus e inflamación produce presión en la zona y por ello aparece un fuerte dolor (dolor de muelas). Este se puede describir como terrible, agudo, pulsátil o punzante.
Después, pueden aparecer otros síntomas secundarios como son:
La observación de la zona puede dar signos directos de infección dental con color rojo de la encía o aparición de pus drenando entre el diente y la encía.
La presión o golpe suave del diente implicado será muy dolorosa. Con ello se puede llegar a un diagnóstico adecuado.
Lo primero es combatir la infección con antibióticos de amplio espectro.
Luego, se suele acompañar de colutorios antisépticos para hacer enjuagues bucales, también con agua tibia y sal pueden ser calmantes. Se asocian antinflamatorios no esteroideos para el dolor e inflamación.
Si no cede, se puede practicar un drenaje mediante una endodoncia o en caso más extremos la extracción del diente afectado.
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