Los laxantes son todos aquellos medicamentos que producen un aumento del ritmo intestinal generando una mayor frecuencia de las deposiciones. Por ello están indicados para el estreñimiento.
Pueden hacerlo por el aumento de la movilidad de los músculos de la pared intestinal. Son los llamados laxantes estimulantes (Antraquinonas, Fenolftaleína, Bisacodilo, etc.). Estos medicamentos tienen una acción directa sobre las terminaciones nerviosas del intestino, especialmente en el colon. Su acción aparece a las 6-12 horas. Son muy eficaces pero producen en la mayoría de los casos acostumbramiento. No se recomienda, por tanto, el uso prolongado.
Los emolientes (Docusato sódico) producen una disolución de los residuos grasos con el agua intestinal. De esta forma las heces se ablandan y se eliminan con facilidad.
Los lubricantes (Parafina líquida, Aceite de oliva) producen un espeso recubrimiento graso que cubre las heces, impidiendo la pérdida de agua por las mismas y haciendo más fácil su eliminación.
Otro grupo de laxantes producen aumento del bolo intestinal (Metilcelulosa, Semillas de plantago, Agar) por lo que se estimula su eliminación. El problema es que tardan varios días en hacer efecto.
Los laxantes osmóticos (sulfatos, sales de magnesio) producen un estímulo en la salida de líquidos hacia la luz del intestino, por lo que aumenta el volumen del bolo intestinal y se provoca también el aumento del peristaltismo.
Se suelen utilizar otros laxantes físicos como son los supositorios de glicerina, aceite de ricino, la Lactulosa, y el Lactitol, que estimulan a nivel del recto los reflejos nerviosos de la defecación.