El síndrome patelofemoral, a la que se le ha denominado históricamente condromalacia rotuliana, se caracteriza por dolor que afecta la parte delantera de la rodilla, específicamente alrededor de la rótula, secundario a diferentes alteraciones en la anatomía de la rodilla, debilidad muscular, deformidades angulares del miembro pélvico, lesiones del cartílago, o alteraciones en la alineación de la extremidad.
Esta enfermedad, que suele afectar a personas jóvenes, se produce debido a una alteración de la alineación de la rótula o de la rodilla en general.
Esto falta de alineación puede deberse a:
El síntoma más común suele ser el dolor en la cara anterior de la rodilla que se presenta alrededor de la rótula.
Aparece frecuentemente a la hora de flexionar, levantar peso con la rodilla o subir y bajar escaleras, mientras que se siente alivio con la extensión completa de la pierna.
Puede diagnosticarse mediante una adecuada exploración física por un experto médico, complementándose con una radiografía simple de rodilla, aunque en algunos casos podrá ser necesaria una resonancia de la rodilla, o una artroscopia.
Se recomienda complementar el abordaje diagnostico realizando una proyección especial de la radiografía de rodilla, llamada “Proyección de Merchant”, la cual coloca a la rodilla en una flexión de aproximadamente 45 grados.
Se pueden realizar pruebas específicas durante la exploración física que hacen sospechar la existencia de síndrome patelofemoral, especialmente si estas producen dolor al realizarlas:
El grado de afectación del cartílago, si está presente, se clasificará en cuatro grados de acuerdo a la clasificación de Outerbridge, la cual se describe de la siguiente manera:
Clasificación de Outerbridge | |
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Grado 0 | Cartílago normal |
Grado I | Superficie intacta y heterogénea; alta intensidad de señal |
Grado II | Fisuras y fragmentación que se extienden hasta la superficie articular |
Grado III | Defecto de espesor parcial, con ulceración focal |
Grado IV | Hueso subcondral expuesto |
Las principales medidas para su tratamiento son:
En ocasiones es suficiente con este tratamiento pero en los casos que se complican la intervención quirúrgica aparece como alternativa:
En casos más extremos, se podría realizar el reemplazo total de la articulación por prótesis de rodilla, aunque no se suele realizar más que si existen otras lesiones asociadas o si existe un grado de degeneración articular severo que cause un dolor importante y limite severamente las actividades diarias del paciente.
Agregado a esto, es importante recalcar que el reemplazo total articular de la rodilla podrá realizarse con un recambio de la superficie articular del fémur, la tibia, y la rótula, o realizando un “salvamento” de la rótula, preservando la superficie articular de esta y reemplazando únicamente la superficie del fémur y la tibia.
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