¿Qué otros nombres tiene?
El dolor de rodilla es el síntoma que más frecuentemente se presenta asociado a esta articulación.
El dolor puede iniciarse de forma repentina o aparecer de forma más gradual. El dolor en procesos inflamatorios o degenerativos suele ser difuso (no se presenta en un punto concreto). En cambio, en procesos mecánicos (principalmente asociado a golpes o lesiones) suele focalizarse en un punto o región específica de la rodilla, aunque esta no es una regla general y la presentación del dolor, sus características, la localización, y su irradiación (hacia donde se extiende) pueden variar entre pacientes, aun en aquellos que padecen la misma enfermedad.
Si el dolor se debe a un golpe o una torsión puede ser de ayuda para el diagnóstico ubicar la zona que fue afectada por el traumatismo:
- Un golpe en la parte frontal de la rodilla puede dañar la rótula, la articulación femororrotuliana o uno de los ligamentos cruzados.
- Un golpe en el costado de la rodilla puede provocar rotura del ligamento colateral, y si se asocia a rotación de la pierna, se podría agregar una lesión de uno de los ligamentos cruzados.
- Una torsión puede causar un desgarro de menisco o una rotura del ligamento cruzado anterior o posterior, dependiendo de la dirección en la que rota la pierna, y la cantidad de fuerza con la que lo hizo.
Es importante recordar que la rodilla es una estructura formada por varios componentes, entre los que se encuentran la superficie distal articular del fémur, que se compone de dos cóndilos y un surco intercondíleo, la superficie proximal articular de la tibia (también llamada meseta tibial), en la cual se insertan los meniscos, y la rótula, que se articula con el surco del fémur; agregado a estos, entre el fémur y la tibia se pueden identificar varios ligamentos, entre los que destacan el ligamento cruzado anterior y posterior.
Un dolor en la rodilla podría ser secundario a una lesión o alteración en cualquiera de estas estructuras, y una lesión de una estructura no significa que no pueda existir una lesión añadida en otra estructura secundaria de la misma lesión.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
Las causas más frecuentes que provocan dolor de rodilla son:
- Desgarros de menisco
- Esguinces de ligamentos colaterales
- Contusiones directas de la rodilla
- Esguince de los ligamentos cruzados
- Alteraciones en la articulación rótulo-femoral
- Luxación/subluxación de rótula
- Desgarro del ligamento cruzado anterior
- Desgarro del ligamento cruzado posterior
- Bursitis de la pata de ganso
- Lesiones en la banda iliotibial
- Tendinitis del cuádriceps y rotuliana
- Bursitis rotuliana (prerrotuliana, infrarrotuliana)
- Artrosis degenerativa
- Sinovitis reactiva
- Artritis séptica o aséptica
- Ruptura total o parcial del tendón del cuádriceps
- Ruptura total o parcial del tendón rotuliano
¿Qué otras causas existen?
Existen otras causas menos probables que también pueden provocar dolor de rodilla:
- Cuerpo libre intraarticular
- Arrancamiento de espina tibial
- Fractura epifisaria
- Quiste poplíteo (quiste de Baker)
- Fractura de la meseta tibial
- Fractura supra o supraintercondilea del fémur
- Fractura de la rótula
- Tendinitis poplítea
- Ganglión quístico
- Diastasis tibioperonea proximal
- Condromalacia rotuliana
- Neurinoma
- Osteocondritis disecante de la rótula
- Rótula bipartita
- Pliegue sinovial
- Lesión osteocondral
- Menisco discoide
- Síndrome de la almohadilla grasa infrarrotuliana (enfermedad de Hoffa)
- Fractura por sobrecarga
- Síndrome de Osgood-Schlatter (inflamación de la tuberosidad tibial)
- Síndrome de Sirling-Larsen (inflamación del polo inferior de la rótula)
¿Qué pruebas se pueden efectuar para valorar el dolor de rodilla?
Además de un examen físico puede ser útil la realización de las siguientes pruebas diagnósticas:
- Radiografía de Rayos-X.
- Resonancia magnética para apreciar los ligamentos y meniscos de la rodilla.
- TC (tomografía computarizada).
- Ecografía, preferentemente para identificar lesiones en el tendón del cuádriceps o tendón rotuliano, o para identificar la presencia de líquido (por ejemplo, pus) dentro de la articulación.
- Artroscopia, aunque esta se reserva para instancias en las que servirá como un complemento tanto diagnóstico como terapéutico, por lo que no se recomienda que se realice rutinariamente excepto ante una gran sospecha de una lesión, o que esta haya sido confirmada en un estudio de imagen.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
Dada las numerosas causas que pueden originar el dolor de rodilla es necesario identificar el origen del dolor para pautar el tratamiento adecuado.
No obstante, mientras se encuentra la causa subyacente algunas medidas pueden ayudar a aliviar el dolor:
- Descanso: Dependiendo de la lesión no realizar ejercicio físico puede ser adecuado para una correcta recuperación.
- Hielo: La aplicación de frío local en la rodilla puede ayudar a reducir la inflamación.
- Compresión: El uso de vendas o rodilleras que comprimen la zona puede reducir el dolor. En la actualidad, ha caído en desuso la recomendación de colocación de férulas o inmovilizadores en las rodillas afectadas, excepto en casos en las que estas sirvan para brindar compresión al área, ya que su uso prolongado puede alterar la musculatura de la rodilla, y alterar la biomecánica a largo plazo.
- Elevación: Mantener la rodilla elevada es recomendable en caso de inflamación.
¿Qué médico me puede tratar?

Bibliografía
- Apley and Solomon’s System of Orthopaedics and Trauma (10th Ed) 2018, Ashley W. Blom, David Warwick and Michael R. Whitehouse, ISBN: 978-1-4987-5167-4, Pag. 569. (Inglés)
- Harrison’s, Principles of Internal medicine, 20th Edition (2018). Chapter 404 - Periarticular Disorders of the Extremities. Pág. 6382. McGRAW-HILL EDUCATION. ISBN: 978-1259644030. (Inglés)
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