El ligamento lateral interno es un conjunto de fibras (ligamento) situado en la cara interna de la rodilla que conecta el fémur y la tibia.
El ligamento lateral interno, también denominado ligamento colateral tibial, proporciona estabilidad a la cara interna de la rodilla. La lesión de este ligamento es frecuente en deportes como el fútbol, balonmano, rugby o el esquí.
El ligamento lateral interno (LLI) es el que proporciona estabilidad a la región interna de la rodilla y suele lesionarse cuando a ésta se le aplica una tensión excesiva en valgo (torcedura hacia fuera). Los desgarros del ligamento lateral externo son mucho más raros y están causados por un traumatismo hacia dentro (en varo) dirigido hacia el interior de la rodilla.
Los desgarros del LLI se suelen asociar a una lesión del menisco interno.
Inmediatamente después de la lesión, el deportista suele ser aún capaz de andar un poco apoyando la pierna afectada.
Normalmente, en el momento de la lesión siente dolor en la zona interna de la rodilla, y después, cuando intenta caminar, nota como si la rodilla se "tambalease". El deportista con un desgarro completo del ligamento lateral interno LII puede referir paradójicamente muy poco dolor al realizar las maniobras, pero al mismo tiempo el médico observa una importante hiperlaxitud en ausencia de un diagnóstico definible.
La tumefacción o el derrame articular suelen aparecer al cabo de varias horas de la lesión.
Un esguince de primer grado (leve) se trata con reposo, hielo, compresión y elevación. Esta lesión suele solucionarse del todo en 5-10 días, tras los cuales el médico puede permitirle reanudar la actividad deportiva.
El tratamiento de los esguinces más graves debe ealizarlo el traumatólogo.