Para parar el sangrado de una herida o una lesión sangrante seria, hay que seguir los siguientes pasos:
- Acostar a la persona afectada. Si es posible, la cabeza de la persona debe estar ligeramente más abajo que el tronco o las piernas. Esta posición reduce las oportunidades de desmayo, incrementando el flujo sanguíneo al cerebro. Si es posible, elevar el sitio del sangrado; por ejemplo, una mano herida puede ponerse sobre el nivel del corazón para reducir el flujo sanguíneo.
- Limpiar cuidadosamente la herida que sangra.
- Aplicar presión directamente en la herida con un vendaje estéril o un trapo limpio. Usar las propias manos si no tiene nada más a mano.
- Mantener presión hasta que pare el sangrado, y cuando éste pare, envolver cuidadosamente la zona sangrante con un vendaje compresivo. (Si no tiene nada a mano, use un simple trapo limpio).

- Si el sangrado continúa y la sangre se cuela a través de la gasa o del trapo, no moverlo; añadir más material absorbente encima, y si no cesa, buscar ayuda médica inmediata.
- Si el sangrado no se para con presión directa, puede ser necesario aplicar presión a la arteria más importante que nutre de sangre el área de la herida. En el caso de una herida en la mano o en el antebrazo, por ejemplo, apretar las arterias presentes en el hueco del codo contra el hueso.
- Hay que inmovilizar la parte sangrante una vez que el sangrado ha sido controlado, dejando las vendas en su sitio, y llevando a la persona herida a un servicio de urgencias lo más pronto posible.
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