La Psicología es por definición la ciencia real humana que estudia la realidad del comportamiento de los organismos. Decimos que es real porque no es exacta como todas las ciencias excepto las formales que son la lógica y las matemáticas. Y es humana porque lo que la importa son los sujetos.
La Psicología es una ciencia muy joven, de menos de dos siglos de edad. Hasta el siglo XIX, era la filosofía la que trataba los temas relacionados con el psiquismo humano. Y si nos paramos un momento a reflexionar, nos preguntaremos como puede ser esto posible si lo que más debería importarnos es conocernos y comprendernos desde un punto de vista científico. Comprender qué tenemos los humanos que nos hace comportarnos de una forma tan diferente a la vez que fascinante.
Existen varias explicaciones propuestas como que el surgimiento de las ciencias ha sido progresivo hacia lo más complejo: ¿Cómo explicar por ejemplo el enamoramiento en términos científicos? Pero probablemente la razón por excelencia es la generalizada concepción del ser humano como ser divino, creado por Dios a su imagen y semejanza. La ideología ha retrasado la Psicología durante siglos. A lo largo de la historia, nos hemos considerado seres creados y dominados por fuerzas superiores, de hecho, un ataque epiléptico era considerado una posesión demoníaca hasta hace no mucho.
Ha sido necesaria una gran transformación, influenciada por descubrimientos científicos en física, biología, medicina, ... para poder concebir al ser humano como un ser natural, biológico, producto de la naturaleza, igual que el resto de los animales, y, por tanto, objeto de estudio de la ciencia. Incluso en lo que respecta a la mente, ese ente tan misterioso, producto de un cerebro que la evolución ha ido desarrollando, que guía nuestro comportamiento, y que podemos llegar a comprender, que es lo que pretende esta ciencia.
El hombre, como hemos dicho, es un ser natural, credo por la naturaleza, pero también, y no menos importante, es un ser social, ya que vivimos inmersos en culturas. Es por ello que a la hora de buscar causas a nuestro comportamiento, la Psicología ha de echar mano de los conocimientos de las ciencias naturales como fisiología, biología, así como de ciencias humanas como la filosofía, antropología, sociología, ... todo con el fin de buscar explicaciones a nuestras conductas, nuestras cogniciones (atención, memoria, ...) y lo que es mucho más complejo: nuestros sentimientos. Esta complejidad en su estudio supone la existencia de diferentes disciplinas en Psicología que difieren, entre otras muchas cosas, en la forma de intervención con el paciente, como por ejemplo el psicoanálisis, la psicología cognitivo conductual y la psicología humanista.
¿Qué es lo que nos motiva a actuar? ¿Por qué nos afectan las cosas de un modo concreto y personal? ¿Qué es la inteligencia? ¿La personalidad? ¿Por qué surgen las patologías? En definitiva, ¿Cómo funciona nuestra mente?
Aunque todavía queda un largo camino por recorrer, la Psicología intenta dar respuesta a estas preguntas aportando sus conocimientos basados en estudios científicos. La ética profesional debería empujar al psicólogo a utilizarlo siempre en pro del bien colectivo o individual.
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