El coloboma es un déficit parcial de tejido en la estructura del ojo. Lo más frecuente es que se presente de forma congénita (desde el nacimiento) por una deficiencia en la formación del ojo durante la gestación.
La zona más afectada suele ser el iris que suele presentar un agujero o fisura aunque puede afectar a otras partes del ojo como la retina o el nervio óptico.
Dependiendo de su localización se pueden diferenciar entre:
Los colobomas pueden ser congénitos (presentes al momento de nacer) o adquiridos.
La mayoría de los colobomas congénitos son de causa hereditaria y pueden ir asociados a otros problemas del desarrollo.
Las principales causas de aparición de colobomas a lo largo de la vida (colobomas adquiridos) son productos de cirugía o traumatismos en el ojo.
Los síntomas dependen de la localización del coloboma. Los colobomas anteriores se manifiestan como un orificio o fisura en la zona afectada (iris o parpado), pero no acostumbran a comprometer la visión.
En cambio, los colobomas posteriores (no visibles) pueden producir pérdida de visión y disminución del campo visual.
El diagnostico de un coloboma anterior se basa en la observación del mismo, normalmente al nacer. Además, el profesional puede realizar un examen completo del ojo para descartar otras anomalías que pudieran estar relacionadas.
Para diagnosticar los colobomas posteriores el oftalmólogo debe realizar un examen al interior de los ojos del bebé con un oftalmoscopio. También se puede acompañar de una resonancia magnética.
No existe tratamiento definitivo para el coloboma. El coloboma del iris y del párpado se puede intentar corregir con cirugía. En los colobomas posteriores se tiene que intentar corregir los problemas de visión que estos causen.
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