La otoplastia es la intervención que se realiza para disminuir de tamaño las orejas, corregir alteraciones de su forma o bien, colocarlas en una posición mas pegada a la cabeza.
Se puede realizar en niños a partir de los 4 años, momento en el que la oreja se ha desarrollado por completo o bien en adultos en los que la posición, tamaño o forma de las orejas resulte acomplejante.
La intervención está contraindicada en los pacientes que padecen:
La intervención puede realizarse bien con anestesia local (adultos) o asociada a sedación (niños y adultos que lo precisen). Habitualmente se realiza de forma ambulatoria sin precisar ingreso.
La técnica quirúrgica dependerá de la deformidad auricular, las causas mas frecuentes de protrusión auricular son:
Las diferentes técnicas quirúrgicas van encaminadas a corregir estas deformidades y consisten principalmente en la resección del cartílago sobrante o debilitamiento del mismo para modelar su forma, a través de una incisión que queda oculta en la región posterior.
Determinados pacientes pueden precisar asociar una disminución del tamaño del lóbulo (lobuloplastia).
Tras la intervención se coloca un vendaje compresivo que se mantiene 24-48h, tras lo cual se retira y se coloca una banda o cinta ligeramente compresiva durante una semana. A partir de entonces solo se colocará por la noche o para realizar actividades de riesgo.
Los cuidados de la herida son los habituales, limpieza diaria y aplicar un desinfectante tópico y foto-protección solar una vez retirados los puntos.
Las molestias derivadas de la cirugía se calman con los analgésicos habituales y la mayoría de los pacientes pueden incorporarse a la vida normal en el plazo de unos pocos días. Si bien la recuperación completa de la intervención puede llevar en torno a 3-6 meses.
Pese a que la otoplastia es una intervención habitualmente sencilla, como cualquier procedimiento de cirugía lleva unos riesgos asociados: