Un hematoma es una zona de la piel que se tiñe de color rojo/amoratado y luego parduzco - amarillo al paso de los días, al tener sangre en los tejidos fuera del torrente sanguíneo debido a un traumatismo o alguna enfermedad de la coagulación.
Puede haber hematomas debajo de la piel y por ello visibles, que son los auténticos hematomas, pero en otras ocasiones son más profundos y aparecen en el tejido muscular o incluso en la superficie del hueso (Periostio).
Pueden ser más dolorosos los profundos (del músculo y hueso) y durar días o semanas.
En general los hematomas aparecen con un traumatismo o golpe más menos importante para romper los vasos sanguíneos, pero en ciertas enfermedades de la coagulación, falta de plaquetas o tratamientos con anticoagulantes puede ser pequeños traumatismos imperceptibles por el paciente.
Los hematomas subcutáneos o debajo de la piel puede dar algo de dolor y calor local, pero sobre todo los cambios de color son el síntoma predominante, primero rosado, luego amoratado, se torna a color pardo al ir digiriéndose la sangre y luego un amarillo residual.
Los hematomas musculares suelen dar dolor al contraerse el músculo implicado y más débil en reposo.
Los hematomas periósticos o del hueso son muy dolorosos y persistentes.
Si el hematoma es pequeño y subcutáneo no se debe hacer nada o poner frío local para parar la hemorragia, si es grande puede dar un "síndrome compartimental" presionado tejidos colindantes y afectando su función, en este caso se precisa de un drenaje y tratamiento de urgencia.
En caso de que esto no ocurra no se debe drenar, y se debe dejar la zona en reposo para que no persista la hemorragia causante del hematoma, tanto en los superficiales como en los profundos (Muscular u óseo).