El seroma consiste en la acumulación de suero en una zona donde se ha sufrido un traumatismo previo o se ha practicado una intervención quirúrgica reciente.
El seroma suele producirse al dañarse los vasos linfáticos de la zona intervenida y por el proceso de inflamación con exudado (líquido) de los tejidos tras la cirugía.
El suero es un líquido acuoso y claro. Es la parte líquida de la sangre que queda tras retirar las diferentes células sanguíneas. En ocasiones el seroma puede acompañarse de restos hemáticos o amarillentos.
Suele producirse entre el 7º y 10º día tras la intervención.
Es una complicación muy habitual y benigna tras una cirugía (mastectomía, abdominoplastia, aumento de mamas, etc.). No obstante, deberá ser vigilada y tratada para evitar posibles complicaciones.
Los síntomas más habituales son:
Posibles complicaciones:
El diagnóstico es fundamentalmente clínico.
No obstante, en heridas quirúrgicas más profundas puede ser necesario la realización de pruebas de imagen para valorar el tamaño del seroma y descartar posibles complicaciones asociadas.
La parte más importante es la prevención de los seromas mediante una serie de medidas (colocación de drenajes el tiempo necesario y uso de vendajes y prendas compresivas).
La gran mayoría de los seromas son pequeños y se reabsorben espontáneamente.
Cuando tienen un mayor tamaño, requiere que sean drenados generalmente a través de la cicatriz mediante compresión digital o mediante jeringuilla. Este proceso deberá realizarse de forma regular durante varias semanas hasta que la herida deje de exudar.
Si a pesar de ello no termina de mejorar, se podrá optar por la cirugía.