¿Qué es el cultivo de esputo?
Un cultivo de esputo, en medicina, es sencillamente una siembra del esputo de un paciente en un medio adecuado que se conoce vulgarmente como "caldo de cultivo" para ver si crece algún microorganismo.
El esputo, también llamado flemas, son las secreciones o mucosidades espesas que provienen de los pulmones y vías respiratorias inferiores (tráquea, bronquios, bronquiolos, etc.).
Como el número de gérmenes que hay en una muestra en fresco extraída del organismo, en caso de haberlos, es escaso, hace que sea difícil verlos en el microscopio.
Por eso, lo que se hace es poner la muestra en un entorno adecuado con nutrientes suficientes para que los gérmenes puedan crecer a buena temperatura y se deja incubando un tiempo variable. Después, se procede a la lectura en el microscopio.
Normalmente, si hay gérmenes, suelen crecer y dar un resultado positivo; sin embargo, a veces a pesar de que existan gérmenes, el resultado es negativo.
¿Qué utilidad tiene?
El cultivo de esputo sirve para poder confirmar, en caso de que haya dudas, el diagnóstico de infección.
Por otro lado, sirve para saber de qué germen se trata, y cuál es el antibiótico más indicado para su tratamiento.
Esto es importante sobre todo cuando la infección no ha respondido al tratamiento inicialmente pautado, o se está convirtiendo en un proceso excesivamente largo, o si se trata de pacientes cuya inmunidad, por diversas razones, se encuentra en ese momento comprometida.
En general, el médico puede requerir un cultivo de esputo en los siguientes casos:
- Tos prolongada con mucha producción de flemas
- Como parte del estudio de la fiebre con síntomas respiratorios, sobre todo si se acompaña de escalofríos
- Disnea (dificultad para respirar)
- Dolor en el pecho, sobre todo en las noches o al toser
- Contacto con personas con tuberculosis
- Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica EPOC que empeora
¿Cómo se obtiene la muestra de esputo?
La muestra de esputo se obtiene por expectoración.
Se recomienda el siguiente procedimiento:
- Tomar la muestra a primera hora de la mañana.
- Realizar un enjuague bucal con solución salina (agua con sal) o agua destilada para eliminar al máximo las bacterias de la boca.
- La persona debe estar sentada y realizar un solo golpe de tos que expulse la mayor cantidad posible de flemas evitando que solo sea saliva.
- Se debe recoger la muestra en un frasco de boca ancha y procesar lo más pronto posible en el laboratorio.
La colaboración del interesado es esencial para obtener una muestra que sea de buena calidad, pues se necesita de una buena muestra para poder hacer un buen diagnóstico.
El esputo debe de tener más de 25 leucocitos, y menos de 10 células epiteliales por campo al microscopio (aumento X 100) para ser adecuada para estudiar, pues si no es así, es que está contaminada con saliva y se debe repetir.
Si el paciente no puede expectorar y es indispensable tomar la muestra de secreciones respiratorias bajas existen diversas técnicas encaminadas a favorecer la obtención del esputo, algunas mediante la inducción de la tos.
Otras técnicas más agresivas, sirven para llegar con instrumental hasta el pulmón y obtener allí la muestra necesaria como el lavado bronquial, inducción de esputo mediante inhalación de suero hipertónico, aspiración mediante aguja transtorácica, aspiración transtraqueal (más segura que la primera opción, pero menos valiosa) o biopsia de pulmón.
¿Qué análisis se pueden hacer con una muestra de esputo?
Una vez se obtiene la muestra, y según el germen que se sospeche, hay una serie de caminos que se pueden seguir:
- Examinar las características del esputo: cantidad, calidad (debe contener la menor cantidad posible de saliva para ser útil), color, olor y aspecto general. Es especialmente útil detectar el aspecto sanguinolento o purulento.
- Analizar un frotis de esputo, o sea, una muestra pequeña al microscopio.
- Hacer una tinción especial, denominada "de Gram", para realizar una distinción inicial del germen, ya que en general son o bien "positivos al Gram" o bien "negativos al Gram", lo cual supone una valiosa información sobre los antibióticos más idóneos en un principio.
- Hacer una tinción denominada "ácido alcohol resistente", especial para detectar micobacterias y más concretamente el bacilo de Koch, causante de la tuberculosis.
- El resto de la muestra se siembra para su cultivo. El cultivo de esputo consiste en sembrarlo en uno o varios medios de cultivo, según el germen que se sospeche. Con él, lo que se pretende es identificar los microorganismos causantes de infecciones en las vías aéreas inferiores: tráquea, bronquios y pulmón.
¿Qué resultados puede dar un cultivo de esputo?
Un cultivo puede ser positivo si crece algún germen identificable o negativo si no se observa ninguno.
A veces, algunos gérmenes son extremadamente sensibles y mueren en cuanto salen del organismo, por lo que para cuando se procede a la siembra en laboratorio ya es tarde y no crece nada. En estos casos el resultado es un falso negativo.
En otras ocasiones, el resultado se demora de manera importante. Esto ocurre porque todos los microbios no crecen con la misma velocidad, por lo que, como se requiere un número determinado de ellos para que se detecte el positivo, pueden a veces requerirse hasta varias semanas para obtener un resultado.
Sin embargo, lo habitual es que se consiga en menos de quince días, normalmente en una semana.
El crecimiento en el cultivo se observa cada 24 horas, y sólo si al cabo de seis semanas no ha crecido nada se considera que es negativo y que en el esputo no había gérmenes.
Esto quiere decir que un paciente puede llegar a estar hasta seis semanas sin un resultado definitivo, sin que esto sea anormal.
Por otro lado, puede aparecer un cultivo positivo para alguna de las bacterias de la boca lo que lo hace inadecuado, resultando en un falso positivo.
Cuando crece algún germen patógeno, se procede a una tercera prueba: el antibiograma.
¿En qué consiste el antibiograma?
Consiste en exponer los gérmenes a diversos antibióticos, y ver cuáles lo matan, cuáles hacen que crezca más lento, y cuáles no le hacen efecto; así, se sabe si el tratamiento que ya tiene el paciente es el más apropiado, y en caso de no serlo, se conoce también cuál sería mejor que el que lleva.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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