La filariasis es grupo de enfermedades infecciosas parasitarias propia de climas tropicales causada por gusanos nematodos que crecen en el tejido subcutáneo y los vasos linfáticos.
Existen varios tipos filariasis en función del gusano que la causa:
Las dos filariasis más comunes son la filariasis de Bancroft y la filariasis malaya.
La filariasis está causada por gusanos nematodos con forma de hilo de 20 a 500 mm de longitud.
La enfermedad se transmite a través de la picadura de mosquitos (de las especies Aedes, Anopheles y Cúlex), moscas, tábanos, aunque una sola picadura no suele ser suficiente para causar la enfermedad. Se necesitan picaduras repetitivas para provocar la infección.
La filariasis es más frecuente en las áreas tropicales y subtropicales del sudeste de Asia, América del Sur, Centroamérica y el Caribe, África y las islas del Pacífico.
La filariasis de Bancroft es frecuente en África, el sur y sudeste de Asia, las islas del Pacífico y las regiones tropicales y subtropicales de América del Sur y el Caribe. La filariasis malaya ocurre normalmente en el sur y sureste de Asia.
Los síntomas varían, dependiendo del tipo de gusano parásito que haya causado la infección, pero todas las infecciones generalmente comienzan con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, y lesiones cutáneas entre tres meses y un año después de la picadura del insecto.
La filariasis linfática si no se trata adecuadamente puede progresar hasta producir bloqueos del sistema linfático, provocando una enfermedad conocida como elefantiasis con inflamaciones y piel gruesa en las extremidades (brazos, piernas) y los genitales (escroto).
Existe un tipo concreto de filariasis subcutánea, denominada filariasis conjuntiva, en la que las larvas de los gusanos migran hacia el ojo y a veces se pueden ver moviéndose debajo de la conjuntiva (parte blanca del ojo). Si no se trata adecuadamente puede causar un tipo de ceguera conocida como oncocercosis.
El diagnóstico precoz puede ser difícil porque, en las primeras etapas, la enfermedad es muy similar a otras infecciones bacterianas de la piel.
Para hacer un diagnóstico preciso, el médico debe estudiar la inflamación y los signos de obstrucción linfática en pacientes que habiten en zonas donde la filariasis es común.
Los principales medicamentos usados para tratar la filariasis son:
Estos medicamentos se administran inicialmente a dosis bajas para prevenir las reacciones causadas por la muerte de un gran número de parásitos. Las reacciones generalmente comienzan dos días después del inicio del tratamiento y pueden durar entre dos y cuatro días.
La dietilcarbamazina, por ejemplo, puede causar reacciones alérgicas graves y la formación de llagas llenas de pus (abscesos). Estos efectos secundarios se pueden controlar con antihistamínicos y medicamentos antiinflamatorios (corticosteroides).
El mejor método para prevenir la filariasis es evitar la picadura de los mosquitos que transmiten la enfermedad.
En áreas donde la enfermedad está muy extendida se puede tomar ivermectina de forma preventiva.
Actualmente no hay una vacuna preventiva disponible.
Ver más