La esquistosomiasis es una enfermedad parasitaria que produce una inflamación aguda y crónica de las vías urinarias y en el aparato digestivo.
La esquistosomiasis se debe a un parásito gusano (helmintos trematodos) del género Schistosoma.
La forma de contagio es la siguiente: las larvas del gusano viven en el interior de los caracoles de agua dulce. Posteriormente estas larvas son liberadas al agua y penetran a través de la piel del hombre. El contagio se produce generalmente por contacto en aguas contaminadas con esquistosomas.
Las larvas se dirigen a los vasos sanguíneos de vías urinarias y aparato digestivo donde llegan a su fase adulta. Por un lado ponen huevos que son eliminados por la orina y las heces y por otro producen una inflamación crónica responsables de los diferentes síntomas.
Hay 5 especies de esquistosomas (S.Mansoni, S.Japonicum, S. Mekongi, S.Intercalatum y S.Haematobium), cada una de ellas con una distribución geográfica diferente.
Es una enfermedad que afecta a unos 200 millones de personas en el mundo y se localiza fundamentalmente en zonas tropicales y subtropicales (África, Sudamérica y Asia).
Es característico el contagio durante la infancia debido a las actividades lúdicas en aguas dulces contaminadas (es típico el aseo y el juego en ríos contaminados).
Durante la infección aguda produce la “dermatitis del bañador o fiebre de Katayama” que ocurre unas 2-8 semanas después del contagio:
Hay dos formas crónicas de la enfermedad: la esquistosomiasis urogenital y la digestiva con sus respectivas manifestaciones:
Esquistosomiasis urogenital
Esquistosomiasis digestiva
Existen varias formas de diagnosticar la enfermedad:
El tratamiento de elección es el praziquantel. Pueden resultar necesarios los antibióticos en caso de las infecciones de orina y los corticoides para controlar los síntomas del síndrome de Katayama.
Las principales medidas de prevención para evitar el contagio son:
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