El neuroma de Morton es una lesión que se produce por la compresión y engrosamiento que sufre un nervio que va a dar la sensibilidad a los dedos de los pies.
Además, debido a la irritación que se produce, se forma una especie de callo (neuroma), que acaba por comprimir las cabezas de los metatarsianos (una parte de los huesos que están antes de los dedos del pie).
Este neuroma produce un dolor punzante o calambre que se irradia hacia los dedos.
En 1876 el doctor Thomas Morton identificó la causa de este dolor que actualmente puede verse frecuentemente en pacientes que realizan algún tipo de deporte de impacto.
La causa del crecimiento del nervio son las lesiones repetitivas. El nervio se encuentra atrapado bajo la cabeza de los metatarsianos cuando estamos de pie o caminando, lo cual genera una disminución de la movilidad.
Esto ocurre frecuentemente debido al uso de calzado inapropiado como zapatos de tacón alto o suela delgada y dura, pero puede ocurrir con cualquier calzado.
Generalmente el nervio causante se encuentra entre el tercer y cuarto dedos del pie, aunque puede formarse entre cualquiera de los dedos.
Se observa con frecuencia en pacientes que realizan algún tipo de deporte de contacto especialmente después de sufrir esguinces y fracturas en el tobillo y el pie.
Los síntomas principales del neuroma de Morton son dolor y perdida de la sensibilidad en la región que puede avanzar hacia los dedos del pie, generalmente entre el tercer y cuarto metatarsiano.
El dolor es intermitente, a veces no se siente ningún dolor y en otras ocasiones el dolor es tan intenso (tipo calambre) que es necesario parar la actividad física o descalzarse.
Puede presentarse la sensación de una piedra en el zapato o sentirse un chasquido que a su vez puede irradiar el dolor a otras zonas del tobillo o del pie.
La situación tiende a empeorar con el tiempo ya que el neuroma tiende a crecer.
El diagnóstico es principalmente mediante la exploración visual y la palpación ya que la resonancia magnética o la ecografía no siempre proporcionan resultados deseados.
Se suele aplicar la técnica conocida como Test de Mulder que consiste en comprimir los metatarsianos acercándolos.
Algunas patologías que pueden confundirse con el neuroma de Morton son una fractura por estrés, una metatarsalgia central o la enfermedad de Freiberg.
La fase inicial del tratamiento es no quirúrgica combinando:
En ocasiones una inyección de cortisona con un anestésico local ayuda disminuir la inflamación y el dolor, pero hay quienes critican esta técnica ya que puede alterar la anatomía de la zona o causar una infección.
Si las infiltraciones producen mejoría se puede aplicar de forma periódica con la limitación de dejar al menos una semana de margen entre una y otra. No obstante, no conviene infiltrar corticoides en una articulación más de cuatro veces al año.
Tratamiento quirúrgico:En caso de que las molestias persistan el siguiente paso es el quirúrgico, que se puede hacer mediante dos técnicas:
Ambas son intervenciones sencillas, que no suelen dar complicaciones en manos expertas.
Dado que se quita el nervio, hay una perdida en la sensibilidad de la mitad de los dedos afectados. Esto no suele ser problema y mejora con el tiempo.
La intervención tiene éxito en el 95% de los casos. Si persiste dolor después de la cirugía puede deberse a la irritación del extremo cortado del nervio, lo que se llama un "neuroma del muñón" y hace necesario una nueva intervención en un 5% de los casos.
Una complicación posible en la cirugía es la infección. El pie es propenso a hincharse y a sangrar después de la cirugía y esto puede llevar a la infección. Un periodo adecuado de descanso y elevación después de la cirugía ayuda a evitar esta complicación.
Las inyecciones de corticoides no suelen producir complicaciones, pero en algunos casos pueden aparecer infecciones, calcificaciones o reacciones alérgicas.
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