Los principales factores de riesgo para sufrir un infarto de miocardio son los de desarrollo de arteriosclerosis; cuanto más intensos sean, mayor será el riesgo y, además, se suman.
Dentro de la hipercolesterolemia debe distinguirse un colesterol lesivo para las arterias o colesterol de baja densidad (LDL) y un colesterol protector o colesterol de alta densidad (HDL); son factores de riesgo independientes, y por tanto sumatorios, la existencia de cifras altas del primero y bajas del segundo.
La obesidad no se considera un factor de riesgo independiente, sino a través de los anteriores. Otro factor de riesgo para la arteriosclerosis es la edad, máximo entre los 50 y los 65 años.
Para el infarto son factores de riesgo, además, el sexo masculino (por debajo de los 45 años es 10 veces más frecuente en varones, igualándose el riesgo por sexos a partir de los 60), el sedentarismo y el estrés.