La desviación del tabique nasal se produce cuando el tabique nasal está desplazado hacia un lado, impidiendo el flujo adecuado de aire y mucosidad a través de la nariz.
El tabique nasal es una estructura delgada que separa los dos lados de la nariz y está compuesto de dos partes. En parte posterior más interna el tabique nasal es un hueso rígido y se convierte en cartílago más adelante.
Cualquier estrechamiento del conducto nasal dificulta el drenaje de las de secreciones que deben pasar por la nariz. Cuando se obstruye el flujo, aumenta la probabilidad de padecer una infección (sinusitis, etc.).
Las personas que padecen rinitis alérgica corren un mayor riesgo de obstrucción porque sus conductos nasales ya están estrechados por las membranas inflamadas que los recubren.
Un tabique nasal desviado puede ser una simple alteración de la estructura normal o la consecuencia de un golpe o traumatismo en la nariz.
Un tabique nasal desviado se aprecia fácilmente a simple vista.
Si la desviación es muy significativa lo más común es que el paciente se queje de que respira con dificultad o que solo puede respirar por un orificio de la nariz.
Un tabique desviado puede provocar otros síntomas como:
El tratamiento definitivo es el reposicionamiento quirúrgico del tabique nasal (septoplastia o rinoplastia). Para ello hay que soltarlo y fijarlo en el lugar apropiado.
Existen tratamientos útiles para controlar los síntomas, pero no corrigen el problema de forma definitiva.
La operación quirúrgica es curativa y conlleva poco riesgo. La recuperación suele durar de 2 a 4 semanas.
Si no se corrige la desviación pueden aparecer infecciones crónicas que pueden ser dolorosas y provocar complicaciones.