El tapón del oído se presenta cuando la cera se acumula, bloquea el conducto auditivo externo totalmente y produce una falta de audición.
El cerumen está producido por unas glándulas secretoras de cera situadas en el conducto auditivo. Esta cera, junto con los pelos situados en el conducto forman un mecanismo de defensa ante cuerpos extraños, insectos etc. para que el tímpano no sufra agresiones externas.
Normalmente, la cera se va produciendo a la vez que va saliendo hacia el exterior y es eliminada de manera natural y con la higiene normal, ducha o baño diario.
Sin embargo, en ocasiones puede acumularse y secarse produciendo un tapón en el oído por:
El tapón de cera puede producir los siguientes síntomas:
El tapón se diagnostica mediante un otoscopio, con el que el médico verá perfectamente el tapón de cera que cierra el conducto auditivo y no deja ver el tímpano.
Usualmente, el tapón de cerumen es de color oscuro, casi negro y ocupa todo el espacio del conducto.
Puede existir otro tipo de tapón de oído que es de color gris y se presenta sobre todo en ancianos llamado tapón epidérmico que no está formado por cera sino por capas de piel descamada.
El tapón de oído epidérmico puede llegar a crecer en gran manera, dilatar el conducto y formar una masa conocida como colesteatoma del conducto auditivo externo.
Dado que la producción y eliminación de cera en el cuerpo es lo normal, se recomienda evitar procedimientos innecesarios y, al principio, solo esperar que la cera salga por sí misma si no es una molestia excesiva para la persona. Se sigue, entonces, observando el oído con el otoscopio cada cierto tiempo.
Si hay síntomas muy molestos y hay seguridad de que no se tiene una perforación en el tímpano por alguna enfermedad anterior, se pueden utilizar gotas de cerumenolíticos (medicamentos que derriten y rompen el tapón de oído) que vienen en forma de gotas aceitosas.
Se deben seguir las recomendaciones del médico para aplicar las gotas, pero en general son:
El especialista recomendado para el tratamiento en caso de que estas medidas no funcionen es el otorrinolaringólogo quien decidirá si realiza o no un lavado o irrigación con suero salino tibio en el oído.
Se debe ablandar el tapón los tres o cuatro días previos mediante aceite normal, glicerina o gotas comerciales de cerumenolíticos.
El otorrino, mediante una jeringa de agua a temperatura corporal, realizará unas instilaciones en el oído habiendo enderezado el canal auditivo tirando suavemente hacia arriba de la parte externa de la oreja. Dirigirá la jeringa suavemente con un pequeño chorro de agua contra la pared del canal auditivo cercana a la obstrucción por cerumen. Luego inclinará la cabeza para que drene el agua.
Repetirá esta operación varias veces para comprobar mediante el otoscopio que el tapón está totalmente fuera y para descartar una perforación timpánica previa o incluso una producida por el lavado.
Después de extraer la cera, el oído se debe secar completamente y se pueden verter en él unas pocas gotas de alcohol boricado que favorece la salida del agua acumulada.
Si se identifica la perforación de tímpano después de la irrigación se dará tratamiento con antibióticos y se debe continuar en seguimiento estrecho con el especialista.
En algunas ocasiones, el tapón es muy duro y resistente y por ello se debe utilizar visualización microscópica para retirar la cera mediante unas pinzas adecuadas o a veces con aparatos de succión.
La extracción del tapón de oído epidérmico o colesteatoma puede ser mucho más difícil y siempre debe estar a cargo del otorrinolaringólogo.
Tanto el tapón de cerumen como el epidérmico tienden a volver a formarse después de tratados y casi todas las personas necesitan volver a recibir tratamiento varios meses o incluso años después del primero.
Por último, es importante insistir en la prevención y en que, a pesar de que casi todo el mundo lo hace NUNCA se debe limpiar la cera del conducto auditivo externo porque es protectora y se limpia sola.
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