Se denomina acúfenos o tinnitus a los ruidos en el oído no producidos por sonido ambiental. La mayoría de las veces son ruidos únicamente escuchados por la persona que los padece y frecuentemente están asociados a la pérdida de audición (hipoacusia).
Raras veces, corresponden al sonido que producen otras estructuras del cuerpo y pueden ser escuchados por otras personas.
Se pueden percibir en el oído o como si estuvieran dentro de la cabeza.
Entre el 10 al 20% de la población sufren de acúfenos, sobre todo en torno a los 40 o 50 años, aunque cada vez se presentan más en gente joven, probablemente en relación al estrés y a la costumbre de oír música a un volumen muy elevado de forma habitual.
Es más frecuente en personas que sufren exposiciones persistentes a un ruido elevado:
No se saben las causas exactas que lo provocan, pero se cree que el cerebro, al notar una pérdida de audición por alguna causa, intenta compensarla con sonidos.
Existen, no obstante, algunos factores que pueden favorecer su aparición:
Los acúfenos objetivos son aquellos que también pueden ser escuchados por otras personas o registrados en una grabación: son alteraciones de otros órganos que están cerca del oído medio y por eso se escuchan. Algunos pueden ser:
El ruido que se escucha en el oído suele ser un murmullo persistente bastante molesto provocando un gran estrés en quien lo padece. Puede ser muy variable (zumbidos, pitidos, chasquidos, palpitaciones, sensación de oleaje, etc.).
El volumen y la duración son también variables pudiendo haber momentos en que desaparecen y otros en los que se escuchen con mayor intensidad.
A veces, sólo aparecen en determinadas situaciones (al estar tumbado, después de un esfuerzo físico, ante variaciones de presión atmosférica, etc.).
Los acúfenos empeoran si se padece estrés, se escucha música a volumen elevado o se trabaja en ambientes ruidosos.
Es molesto especialmente por la noche, ya que puede impedir que se duerma correctamente provocando insomnio.
Si la persona escucha el acúfeno solo en un oído o se asocia a vértigo se debe sospechar un neurinoma o schwannoma, tumor del nervio acústico.
Si se escuchan sonidos que concuerdan con el pulso cardiaco se puede sospechar una alteración de una arteria cercana al oído.
En la valoración del cuadro, además del pertinente estudio otorrinolaringológico (examen físico y exámenes de audición), es conveniente utilizar una escala de severidad del acúfeno (una serie de preguntas que puntúan para saber cómo repercute el acúfeno en la vida diaria del enfermo) para poder establecer la repercusión en la calidad de vida del paciente, ya que la percepción de la molestia que ocasiona es diferente para cada enfermo, y así se intenta establecer niveles de afectación.
Es importante verificar que no haya soplos en la cabeza y el cuello para detectar acúfenos objetivos con causas diferentes.
En caso de sospecha de tumores, se confirmará con una tomografía computarizada o una resonancia magnética nuclear en oído o cráneo.
No existe un tratamiento efectivo para este problema. Si se encuentra una causa que lo produce y se actúa sobre ella el acúfeno puede desaparecer o atenuarse.
En la mayoría de los casos suele mejorar espontáneamente sin ningún tipo de tratamiento.
Para dormir por la noche se recomienda escuchar música suave, que enmascare eficazmente el acúfeno. También se pueden utilizar máquinas que reproducen los llamados sonidos o ruidos blancos: lluvia, una cascada, sonidos repetitivos que distraigan del acúfeno.
Deben evitarse los excitantes (como el café, té, chocolate o glutamatos) sobre todo antes de acostarse.
Si es necesario tratar los acúfenos, por existir una afectación importante de la calidad de vida en especial para dormir, se puede administrar un sedante suave (benzodiacepinas).
Son eficaces las terapias de reentrenamiento. Consiste en someter al paciente a un sonido constante mezclado con música (mediante una prótesis que genera sonidos). El cerebro se acostumbra a interpretarlo y aunque el acúfeno siga estando presente la percepción sobre él es menos molesta. El tratamiento puede prolongarse en el tiempo, mejorando los síntomas, aunque una curación total no es frecuente.
Si se identifica una causa física, toxicológica, medicamentosa, el tratamiento es específico para cada caso.
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