
¿Cuáles son las principales complicaciones de la hipertensión arterial?
El exceso de presión en las arterias mantenida durante un período de años y no tratada puede llevar a un gran número de complicaciones. Se describen las más importantes.
Cuando los vasos sanguíneos están sujetos a un aumento de presión mantenido, responden engrosándose, lo que los hace menos flexibles. En estas arterias tiesas se fijan con facilidad las grasas que circulan en exceso en la sangre.
A nivel de las arterias de los riñones, la arteriosclerosis hace que llegue menos flujo al riñón, y los riñones responden liberando renina, una hormona que a su vez causa un aumento de la tensión arterial. Esto exagera la hipertensión y causa aún más daño sobre los vasos sanguíneos.
Cardiopatía hipertensiva
Cuando la arteriosclerosis afecta a los vasos que alimentan el músculo cardíaco o miocardio (los llamados vasos coronarios), el corazón se ve obligado a trabajar más para mantener el flujo sanguíneo en los tejidos. En algunos casos lo hace aumentando de tamaño, con una hipertrofia del músculo cardíaco, haciéndose más rígido y menos eficaz.
El resultado final puede ser la insuficiencia cardíaca congestiva. El corazón se queda atrás en el bombeo de lo que la sangre circulante necesita, y los líquidos se estancan en todo el organismo.
Enfermedad renal
La quinta parte de la sangre bombeada por el corazón va a los riñones. Estos filtran los productos de deshecho y ayudan a mantener los valores químicos adecuados. También controlan el balance de ácidos, sales y agua.
Los riñones son especialmente sensibles a las variaciones en el flujo sanguíneo que resultan de la hipertensión arterial y de sus complicaciones. No pueden funcionar bien si el flujo decrece, así que el flujo bajo hace que secreten más de la enzima renina, que hace que se constriñan todas las arterias del cuerpo, subiendo la tensión arterial en un intento de restaurar este flujo renal.
Sin embargo, en última instancia, lo que se produce es un círculo vicioso que termina en más hipertensión arterial y peor función renal, hasta llegar al fallo renal.
Ictus. Accidente cerebrovascular
El ictus es el término latino que engloba a todos los llamados accidentes vasculares cerebrales. Cuando la arteriosclerosis afecta a los vasos del cerebro, puede ocurrir un bloqueo de sangre a alguna parte del cerebro por una estrechez o un coágulo (trombosis cerebral), o una rotura de un vaso (hemorragia cerebral). Todo ello es mucho más frecuente en hipertensos y el riesgo disminuye al tratar la hipertensión arterial.
Durante una crisis hipertensiva, es decir en un aumento súbito de la presión arterial, también podría ocurrir un ictus hemorrágico debido a la ruptura de una arteria cerebral debilitada como ocurre en los aneurismas cerebrales.
Alteraciones visuales
La hipertensión arterial no controlada puede producir la retinopatía hipertensiva que es un daño de los pequeños vasos sanguíneos que están en la región del ojo de donde surge el nervio óptico.
Al principio, los cambios solo son visibles cuando el médico realiza un fondo de ojo y observa hemorragias y zonas algodonosas.
Si no se controlan las cifras de tensión, el nervio puede inflamarse y la visión se puede perder de forma permanente.



Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
Revisor clínico