La congelación sucede cuando se expone la piel y otros tejidos a temperaturas extremadamente bajas y el cuerpo es incapaz de recuperar el calor.
La piel y los tejidos subyacentes se congelan en cualquier persona que se exponga a temperaturas muy frías durante varias horas, pero es más frecuente si existe arteriosclerosis (obstrucción de la circulación de la sangre) previa.
Las áreas más frecuentemente afectadas por la congelación son las manos, pies, punta de la nariz, orejas, mejillas y mentón.
Siempre que se esté expuesto a una temperatura de -10°C o menor, se debe estar atento a los siguientes síntomas que se presentan antes de la congelación:
Posteriormente, se presentan los síntomas francos de la congelación:
También puede seguir habiendo baja sensibilidad en la piel por un tiempo.
Algunas personas presentan sensibilidad aumentada al frío y aumento de la sudoración (hiperhidrosis) en la zona que se ha recuperado de una congelación.
Cuando se presentan los síntomas que avisan que podría estar comenzando una congelación como frialdad y palidez en la piel, escozor, ardor y palpitaciones, se debe evitar el avance del daño a la piel con algunas pautas:
En caso de congelación, el tratamiento inmediato es imprescindible. Busque ayuda profesional.
Nunca sumerja la parte afectada en agua caliente ni la coloque cerca de estufas o fuentes de calor similares porque hay riesgos de quemaduras y, además, si hay una nueva congelación, aumenta el riesgo de sufrir complicaciones.
Tampoco se debe frotar la zona congelada para calentarla.
Se debe llevar a la persona a un sitio cálido, evitar que apoye las zonas congeladas (protegerlas con telas blandas y suaves, evitar caminar), retirar la ropa mojada para evitar la hipotermia y trasladar a un hospital lo más pronto posible.
El tratamiento médico depende de la severidad de la congelación que, para efectos prácticos, se clasifica en dos:
A. Congelación superficial:
Tratamiento en el hospital: calentamiento rápido con agua corriente a 37 - 39 °C de manera continua por 15 - 30 minutos verificando la recuperación de la piel y manejando el dolor que puede ser muy intenso.
Es importante la verificación constante de la temperatura del agua y recalentar rápido, pero por el tiempo correcto. Por eso, no es una medida que se pueda hacer en cualquier lugar.
B. Congelación profunda:
Tratamiento en el hospital: Se hace el mismo calentamiento rápido, a veces necesitándose incluso una hora del contacto con el agua para lograr un descongelamiento total.
Se mantiene elevada la zona, en ocasiones inmovilizada y se colocan apósitos no adherentes en las heridas que necesitan un cambio continuo para vigilar los signos de infección.
Puede necesitarse cirugía para ir retirando el tejido muerto.
En todos los casos, se corrige primero la hipotermia si la hay, se mantiene una adecuada oxigenación y se administran sueros intravenosos.
En casos leves, el tratamiento inmediato puede revertir el daño.
En casos severos, el tratamiento requerido puede ser la amputación.
Las principales medidas de prevención cuando se está en zonas de temperaturas muy bajas son:
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