Las quemaduras son lesiones de la piel producidas por un calor excesivo, bien de forma directa (por ejemplo, llama o aceite caliente, sol, frío, etc.), de forma indirecta (por ejemplo, por estar inconsciente durante mucho tiempo a lado de una fuente de calor, como un radiador), y también por contacto con productos químicos, por la electricidad o por radiación.
Las quemaduras se clasifican inicialmente por su profundidad, lo que es una medida de su intensidad.
Actualmente, se hace una clasificación adicional según la gravedad de la lesión que parece ser más práctica en el momento de tomar decisiones médicas acerca de una quemadura. Así, se diagnostican dos tipos:
Independientemente del grado de profundidad de la quemadura, según la nueva clasificación, para decir que una quemadura es grave debe cumplir por lo menos uno de los siguientes parámetros:
Cuando atendamos a un quemado, hay que tener en cuenta una serie de aspectos básicos, sobre todo de seguridad, ya que la seguridad personal debe ser prioritaria, y en caso de duda, dejar actuar a los profesionales, habitualmente los bomberos.
Una vez rescatado, es importante impedir que se siga quemando, habitualmente utilizando mantas u otros objetos que asfixien la llama al dejar al fuego sin oxígeno.
Lo siguiente es bajar la temperatura de la piel para disminuir el efecto de la quemadura, mediante compresas empapadas en agua fresca (nunca helada) colocadas en las zonas quemadas.
Si la zona es extensa y hay que colocar muchas, se repondrán cuando se sequen (el vapor evaporará el agua) y para evitar la hipotermia reactiva al evaporarse el agua y producir enfriamiento, lo cubriremos con una manta. Así, bajamos la temperatura, pero no provocamos una hipotermia.
Se puede retirar la ropa que no esté adherida a la quemadura, pero nunca arrancar la que esté adherida, que se deja como está. Las ampollas, también se dejan tal cual, no se tocan ni revientan.
Es importante retirar objetos que puedan producir presión al ser circunferenciales; por ej. anillos o pulseras, ya que, al producirse edema progresivo por la lesión de los tejidos por la quemadura, el edema puede producir compresión con estos objetos, y poner en peligro la circulación de los miembros.
En caso de una quemadura química, especialmente por ácidos, es mejor no tocar la zona afectada y trasladar a la persona lo más pronto posible a una unidad especializada en quemados para evitar secuelas.
El tratamiento de cualquier quemadura térmica, es decir producida por el calor, busca principalmente:
Las quemaduras de primer o de segundo grado superficial que no cumplan ninguno de los criterios para quemadura grave pueden tratarse sin trasladar a un centro sanitario, mediante enfriamiento con agua corriente. No es necesario taparlas.
Se puede controlar el dolor con medicamentos suaves como el acetaminofén y utilizar pomadas para uso en quemaduras como la sulfadiazina de plata que evita las infecciones.
No se deben romper las ampollas por el riesgo de infección. Si se rompen por sí mismas, es necesario vigilar cualquier cambio que sugiera infección: enrojecimiento e hinchazón de la piel, salida de pus, mal olor. En estos casos, se debe consultar al médico de inmediato.
Si es una quemadura generalizada, primero, se debe estar en agua templada durante largo tiempo, para bajar la temperatura de la piel, pero sin quedarnos helados (hipotermia).
Se deben trasladar a un centro sanitario a las personas con quemaduras graves.
En todo caso, el centro de coordinación de emergencias de tu población estará disponibles las 24 h. del día para asesorarte y sacarte de dudas.
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