Un quiste aracnoideo es una cavidad benigna en forma de saco que contiene líquido cefalorraquídeo en su interior y que aparece normalmente en el cerebro o en la médula espinal.
La aracnoides es una meninge intermedia que se encuentra situada entre otras dos meninges, la piamadre en su parte interior y la duramadre en su parte exterior y es la más frágil de las tres.
Una meninge es una membrana que recubre el sistema nervioso central formado por el encéfalo y la médula espinal.
Entre la aracnoides y la piamadre circula el líquido cefalorraquídeo en el espacio denominado subaracnoideo.
El quiste aracnoideo está compuesto de líquido cefalorraquídeo y suele aparecer con mayor frecuencia en el lóbulo temporal izquierdo del cerebro y especialmente en la zona denominada cisura de Silvio.
Las causas por las que aparece son aún desconocidas.
La hipótesis más aceptada es que tiene un origen congénito (de nacimiento) por alteraciones en la formación de la aracnoides en el tercer trimestre del embarazo. Este tipo de quistes se consideran quistes de tipo primario.
También existen algunos casos de quistes secundarios a infecciones de las meninges o por traumatismos (golpes).
Se estima que representan el 1% de todas las masas intracraneales que se detectan en resonancias magnéticas. Tres de cada cuatro casos se detectan en niños menores de 18 años con una incidencia ligeramente superior en hombres que en mujeres.
Se calcula que sólo un 5% de los quistes aracnoideos presentan síntomas. En caso de que aparezcan síntomas los más frecuentes son:
La mejor manera de diagnosticar los quistes aracnoideos es la resonancia magnética ya que permite conocer la forma y el tamaño del quiste. Puede ser realizada en el embarazo y es útil a partir de la semana 20 de gestación.
También tiene cierta utilidad la tomografía axial computerizada (TAC).
Normalmente sólo precisan tratamiento los quistes que presentan síntomas relacionados dejando el resto en estado de observación.
El tratamiento a seguir puede consistir en: