Los quistes sebáceos, son quistes de tipo benigno que crecen lentamente y contienen un material sebáceo de origen folicular (el folículo piloso es la estructura situada en la profundidad de la piel desde donde crece el pelo, y contiene glándulas sabáceas que segregan sebo para lubricar el pelo).
El diagnóstico es fácil, ya que son pequeñas protuberancias bajo la piel, de movilidad fácil al manipularlos y de consistencia elástica, aunque firme.
No suelen dar problemas salvo que se infecten. Los datos que indican que puede estar infectado son: enrojecimiento, dolor a la presión y calor al palpar el quiste.
En esta situación, se intenta un tratamiento inicial con antibióticos, pero si estos no mejoran la situación en 48-36 h lo más correcto es proceder a su drenaje mediante la práctica de una incisión sobre el mismo con anestesia local, y evacuación de su contenido infectado.
Si no se complica con una infección, su tamaño no es excesivo y no produce alteración funcional o estética, suelen dejarse sin tratamiento, hasta que se compruebe que crezcan excesivamente o se infecten. Una vez infectado, aunque cure con tratamiento antibiótico, suele reproducirse esta infección a lo largo del tiempo, por lo que lo mejor es plantearse el quitarlo.
Si la cápsula del quiste no se extrae totalmente, se puede reproducir de nuevo.
Hay médicos que para disminuir su tamaño, en pacientes que no quieren intervenirse, hacen una punción del quiste y aspiración del contenido, extrayendo la mayor parte del material sebáceo. Así pueden permanecer con un tamaño controlado durante años.
Como remedio natural, se preconiza el empleo de aloe vera de forma tópica para intentar disminuir su tamaño, pero al no eliminar la cápsula no es un tratamiento definitivo.