El quiste de ovario o tumor benigno de ovario es una acumulación de líquido dentro o sobre la superficie del ovario. La mayoría se desarrollan durante el ciclo menstrual de la mujer y en ocasiones se resuelven espontáneamente.
Los quistes ováricos son comunes y al menos un 20% de las mujeres desarrollan un tumor ovárico en su vida.
No se conoce la prevalencia real de los quistes de ovario, ya que muchas mujeres no presentan síntomas y por lo tanto no se les hace un diagnóstico. Sin embargo, se ha encontrado que alrededor de un 4% de las mujeres son hospitalizadas por quistes de ovario a los 65 años.
Los quistes simples de ovario se presentan con mayor frecuencia en las edades posterior al inicio de la menstruación, debido un aumento en la producción de hormonas (estrógenos).
Hay varios factores que influyen en la formación de quistes de ovarios:
En muchas ocasiones los quistes de ovarios o tumores benignos no producen ningún tipo de síntomas en las mujeres. Sin embargo, un porcentaje menor de mujeres si presentan síntomas que conllevan a diagnosticar una masa o tumor de ovario.
Algunos de los síntomas que pueden producir son:
Los quistes y tumores benignos de ovario se pueden clasificar en:
El examen físico es útil para el diagnóstico, por medio de un tacto bimanual al introducir los dedos por la vagina y palpar simultáneamente el abdomen con la otra mano se puede identificar el tamaño aproximado del quiste, la forma, la textura y movilidad del mismo.
El ultrasonido transvaginal es el método de elección para el diagnóstico de los quistes o tumores por la proximidad de la sonda transvaginal a los ovarios. El ultrasonido permite evaluar bien las características de los tumores y diferenciar si es benigno o maligno.
Otros métodos diagnósticos son la tomografía axial computarizada y la resonancia magnética. Estos estudios de imágenes se realizan posteriormente al ultrasonido transvaginal cuando se sospecha de malignidad o cáncer o cuando no se logra diferenciar la ubicación del tumor, si está afectando a otros órganos abdominales.
Los marcadores tumorales también son útiles para el diagnóstico; estos son exámenes de sangre que ayudan al médico ginecólogo sobre las características de los tumores. El marcador tumoral más común es el CA-125. Hasta en un 85 % de mujeres con cáncer de tipo epitelial se ha encontrado un valor elevado de CA-125. Existen otros marcadores tumorales que los ginecólogos pueden considerar realizar como: Alfafetoproteina, HCG, LDH, CA 19-9.
El tratamiento de los tumores benignos del ovario va a depender de varios factores, principalmente la edad de la mujer, deseo de mantener su fertilidad, estado menopaúsico, tamaño del tumor, características sospechosas de cáncer.
El manejo conservador o espera vigilante consiste en dar a la paciente un seguimiento realizando series de ultrasonidos transvaginales cada 6 meses, ya que la gran mayoría de los quistes funcionales se resuelven en un par de ciclos menstruales sin necesidad de ninguna intervención quirúrgica.
Los criterios para realizar un manejo conservador o expectante son:
El tratamiento o manejo quirúrgico va depender de algunos factores tales como:
Actualmente se recomienda realizar una cirugía por vía laparoscópica en vez de la cirugía de apertura abdominal o convencional. Solo se considera la cirugía convencional cuando el quiste es demasiado grande o tiene alta sospecha de malignidad.
En las mujeres premenopáusicas, se recomienda realizar un tipo de cirugía donde se logre preservar la mayor parte de tejido ovárico y mantener intacta la fertilidad de la paciente. Esta cirugía tiene el nombre de cistectomía.
Las pacientes postmenopáusicas, pacientes con quistes de gran tamaño que afectan todo el ovario y las trompas uterinas y las pacientes que tienen un alto riesgo de malignidad se consideran realizar la salpingooforectomia o extirpación completa de los ovarios y trompas de Falopio.
En general el pronóstico es bueno y en el caso de los quistes funcionales o con características benignas el 70 a 80% se resuelven espontáneamente sin ninguna intervención quirúrgica. Sin embargo, en los casos de tumores con sospecha de malignidad o cáncer, el pronóstico es malo, ya que a menudo el cáncer de ovario tiende a diagnosticarse en etapas avanzadas.
La complicación más común que podría ocurrir es la torsión del quiste, sin embargo, se pueden dar otras complicaciones como la hemorragia y ruptura.
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