Resfriado es la denominación genérica de un grupo de enfermedades frecuentes, causadas normalmente por virus y que producen síntomas respiratorios en nariz, boca y garganta.
En general son un problema de salud ampliamente extendido que se ve favorecido por los cambios de temperatura (más frecuente en invierno) y por otras circunstancias que aumentan la vulnerabilidad de las personas a contagiarse, tales como la edad (los niños menores de cinco años son los más susceptibles), el contacto con los niños (padres y cuidadores, médicos y enfermeros), el estrés, la falta de descanso o una dieta inapropiada.
También existen factores que hacen que un resfriado pueda complicarse y afectar bronquios y pulmones como el tener una enfermedad pulmonar previa, ser fumador, vivir en entornos cerrados sin ventilación (cuarteles militares, asilos, dormitorios) y no respetar el correcto aislamiento y el lavado de manos.
Los síntomas más usuales son:
Pueden existir también dolores de cabeza y musculares.
Dado el alto grado de contagio a través del aire (tos y estornudos) o por contacto físico (pañuelos, cubiertos para comer, etc.), se deben tomar ciertas precauciones como taparse la cara al estornudar o lavarse las manos frecuentemente y usar mascarilla y aislarse en caso de convivir con personas con riesgo de complicaciones respiratorias en caso de contagio.
La limpieza de superficies que puedan haberse contaminado con secreciones también es de utilidad.
Durante el resfriado es conveniente tomar las siguientes medidas:
Hay muchos medicamentos para aliviar los síntomas: para el dolor de cabeza, la congestión nasal, el moqueo, la tos, etc.
Sin embargo, el resfriado no se cura con medicamentos. Estos sólo harán que los síntomas sean menos molestos. La remisión es espontánea si no se complica con infecciones bacterianas. Es decir, las defensas naturales del organismo restauran la normalidad en menos de una semana.
Se aconseja utilizar productos con pocos ingredientes, que hagan frente sólo a los síntomas que estén presentes en cada momento e individuo. Es importante leer las contraindicaciones en el empaque de los medicamentos dado que algunas personas con hipertensión, enfermedades del corazón y otras dolencias pueden tener contraindicado tomar alguno de ellos.
NUNCA se debe automedicar un antibiótico, ya que no es útil y aumenta la resistencia bacteriana al tiempo que puede esconder un agravamiento de la enfermedad.
Muchas veces puede bastar con un analgésico suave.
Es conveniente acudir al médico:
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