La hepatitis D es una infección viral causada por el virus de la hepatitis D (VHD) que ocurre solamente en personas infectadas con hepatitis B.
Las hepatitis son un grupo de enfermedades hepáticas que provocan la inflamación del hígado.
La infección por hepatitis D puede suceder:
La coinfección simultánea de hepatitis B y hepatitis D es la forma más grave de hepatitis viral crónica ya que puede ocasionar un daño hepático severo y aumenta las probabilidades de padecer cáncer de hígado.
Las principales formas de contagio de la hepatitis D son:
Las personas que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad son:
Es una infección producida por el virus de la hepatitis D (VHD), un virus ARN pequeño e incompleto del género Deltavirus que necesita al virus de la hepatitis B (VHB) para replicarse.
Se conocen hasta 8 genotipos diferentes del virus de la hepatitis D (VHD) siendo el más común el tipo 1.
Los síntomas más comunes son los propios de cualquier otro tipo de hepatitis:
Se estima que aproximadamente un 5% de las personas que padecen hepatitis B contraen también la hepatitis D.
Se confirma el diagnóstico cuando se observa la presencia en la sangre de inmunoglobulinas G (IgG) e inmunoglobulinas M (IgM) anti-VHD (virus de la hepatitis D).
El tratamiento recomendado es la administración de interferón alfa pegilado durante un mínimo de 48 semanas.
Se están realizando avances usando nuevos tratamientos con inhibidores de la prenilación o los inhibidores de la entrada del VHB.
En casos de hepatitis fulminante puede ser necesario el trasplante de hígado.
Además, se recomienda seguir los consejos propios para cualquier hepatitis:
La coinfección simultanea de hepatitis B y D puede producir hepatitis de leves a graves o fulminantes pero la recuperación es total. Menos del 5% de los casos evoluciona a hepatitis crónica (cuando la infección persiste por más de 6 meses en la sangre).
La sobreinfección evoluciona hacia hepatitis crónica más del 90% de los casos. La progresión hacia la cirrosis hepática es mucho más rápida que cuando sólo se padece hepatitis B. Suele evolucionar a cirrosis hepática en un plazo de 5 a 7 años hasta en un 50% de los casos.
La infección de la hepatitis D puede prevenirse con la vacuna de la hepatitis B debido a que solamente las personas que padecen hepatitis B pueden contraerla.
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