¿Qué es la hepatitis D?
La hepatitis D es una infección viral causada por el virus de la hepatitis D (VHD) que ocurre solamente en personas infectadas con hepatitis B.
Las hepatitis son un grupo de enfermedades hepáticas que provocan la inflamación del hígado.
La infección por hepatitis D puede suceder:
- Al mismo tiempo que se desarrolla la hepatitis B y se denomina coinfección.
- Posteriormente a la infección de la hepatitis B (en su fase crónica) y se denomina sobreinfección.
La coinfección simultánea de hepatitis B y hepatitis D es la forma más grave de hepatitis viral crónica ya que puede ocasionar un daño hepático severo y aumenta las probabilidades de padecer cáncer de hígado.
¿Cómo se contagia?
Las principales formas de contagio de la hepatitis D son:
- De la madre al niño durante el parto
- Por contacto con sangre u otros líquidos corporales de personas infectadas
- Por contacto sexual
Las personas que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad son:
- Consumidores de drogas inyectables
- Personas que padecen hemofilia
- Personal sanitario en contacto con agujas o jeringuillas
- Personas que se someten a diálisis
- Personas con promiscuidad sexual
¿Qué virus lo produce?
Es una infección producida por el virus de la hepatitis D (VHD), un virus ARN pequeño e incompleto del género Deltavirus que necesita al virus de la hepatitis B (VHB) para replicarse.
Se conocen hasta 8 genotipos diferentes del virus de la hepatitis D (VHD) siendo el más común el tipo 1.
¿Qué síntomas produce?
Los síntomas más comunes son los propios de cualquier otro tipo de hepatitis:
- Nauseas
- Pérdida de apetito
- Dolores articulares
- Cansancio
- Fiebre leve
- Orina oscura
- Dolor abdominal en la parte derecha (por inflamación del hígado)
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y de los ojos)
¿Qué incidencia tiene?
Se estima que aproximadamente un 5% de las personas que padecen hepatitis B contraen también la hepatitis D.
¿Cómo se puede diagnosticar?
Se confirma el diagnóstico cuando se observa la presencia en la sangre de inmunoglobulinas G (IgG) e inmunoglobulinas M (IgM) anti-VHD (virus de la hepatitis D).
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento recomendado es la administración de interferón alfa pegilado durante un mínimo de 48 semanas.
Se están realizando avances usando nuevos tratamientos con inhibidores de la prenilación o los inhibidores de la entrada del VHB.
En casos de hepatitis fulminante puede ser necesario el trasplante de hígado.
Además, se recomienda seguir los consejos propios para cualquier hepatitis:
- Seguir una dieta saludable
- Evitar el consumo de alcohol
¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?
La coinfección simultanea de hepatitis B y D puede producir hepatitis de leves a graves o fulminantes pero la recuperación es total. Menos del 5% de los casos evoluciona a hepatitis crónica (cuando la infección persiste por más de 6 meses en la sangre).
La sobreinfección evoluciona hacia hepatitis crónica más del 90% de los casos. La progresión hacia la cirrosis hepática es mucho más rápida que cuando sólo se padece hepatitis B. Suele evolucionar a cirrosis hepática en un plazo de 5 a 7 años hasta en un 50% de los casos.
¿Cómo se puede prevenir?
La infección de la hepatitis D puede prevenirse con la vacuna de la hepatitis B debido a que solamente las personas que padecen hepatitis B pueden contraerla.
Fernando Martínez Sáez
Redactor y divulgador de temas científicos, médicos y sanitarios. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
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