El cistocele consiste en la caída de la vejiga a través de la vagina por debilidad de la musculatura de la zona pélvica.
La vejiga es un órgano localizado en la pelvis que se encarga de acumular la orina procedente de los riñones a través de los uréteres.
La vejiga está fijada en la pelvis gracias a una serie de músculos que cuando se debilitan producen que ésta caiga hacia abajo sobre la vagina debido al efecto de la gravedad produciendo diferentes síntomas.
En función del grado de descenso de la vejiga se puede clasificar en diferentes grados (leve, moderado y grave).
Causas de debilidad de la musculatura y factores de riesgo:
La mujer de raza afroamericana tiene menor riesgo de desarrollar un cistocele respecto a las otras etnias.
Los síntomas principales son los siguientes:
Además de la historia clínica y la exploración física, se requiere la realización de una serie de pruebas para evaluar correctamente la ubicación y funcionalidad de la vejiga.
El tratamiento del cistocele dependerá del grado de prolapso de la vejiga.
Casos leves:
Se recomienda el fortalecimiento de la musculatura pélvica mediante la realización de los ejercicios de Kegel.
Son una serie de ejercicios que buscan contraer los músculos de la zona para fortalecerlos y aumentar el tono muscular. Deberán ser explicados por un profesional.
Casos moderados:
Se recomienda el uso del pesario, objeto que se introduce en el interior de la vagina y que previene la caída de la vejiga. No suele ser muy bien tolerado por las mujeres.
Casos moderado-graves:
Intervención quirúrgica que busca recolocar la vejiga en su posición natural y fijarla mediante una serie de malla para que no vuelva a caerse. Suele tener muy buenos resultados.
Los ejercicios de Kegel son muy recomendables para el fortalecimiento de la musculatura pélvica especialmente tras el parto y el comienzo de la menopausia.