¿Qué otros nombres tiene?
¿Qué son las convulsiones febriles?
Las convulsiones febriles son crisis convulsivas que se producen durante los episodios de fiebre (temperatura de 38ºC o más) en niños entre 6 meses y 5 años de edad.
Las convulsiones febriles se presentan en niños sin enfermedad neurológica ni otra causa de convulsiones y sin historial de haber convulsionado antes.
¿Qué tipos de convulsiones febriles pueden presentarse?
Básicamente hay tres tipos de convulsiones febriles:
- Una convulsión febril simple es un episodio de 15 minutos o menos en el cual el niño pierde el conocimiento y presenta sacudidas del cuerpo (convulsión tónico clónico generalizada). Posteriormente, el niño se recupera rápidamente.
- Una convulsión febril compleja es un episodio que dura más de 15 minutos y en el cual los movimientos se focalizan (por ejemplo, solo se mueve una pierna o un brazo o solo se desvían los ojos) y puede repetirse en las siguientes 24 horas. La recuperación es más lenta y puede haber una parálisis pasajera posterior a la convulsión.
- Un estatus convulsivo febril dura más de media hora. Puede implicar un mayor riesgo de epilepsia en el futuro.
¿Qué incidencia tiene este trastorno?
Las convulsiones febriles:
- Afectan a un 1-5% de la población.
- Están asociadas a un cuadro febril, pero sin evidencia de infección intracraneal.
- Existe una predisposición genética a padecerlas.
- La edad de presentación es entre los 6 meses y los 5 años de edad, el 55% de los casos durante el segundo año de vida (la edad en que se presenta con mayor frecuencia es a los 18 meses).
- Las convulsiones son generalizadas en el 80-90% de los casos.
- En el 65% de los casos hay un solo episodio, solo un 13% de los pacientes presentan dos episodios, y un 9% tres episodios o más, durante el mismo proceso febril.
- En general, recurren en los seis meses posteriores al primer episodio, con mayor frecuencia en menores de 15 meses y en pacientes con antecedentes familiares.
- El riesgo de epilepsia posterior a las convulsiones febriles es del 2% a los 7 años y del 7% a los 25 años.
¿Cómo se valoran las convulsiones febriles?
Para el diagnóstico y valoración se recomienda:
- Exploración general y neurológica, para aclarar el origen de la fiebre y descartar infección del sistema nervioso central (SNC).
- Exámenes de laboratorio: Se realizan análisis de laboratorio principalmente en las convulsiones complejas, en niños que convulsionan con temperaturas menores a 38ºC (febrícula), en menores de un año que no están vacunados contra Haemophilus influenzae b o neumococo (riesgo de meningitis) o en los que ya habían recibido antibiótico durante ese episodio febril.
- Punción lumbar: En algunos casos, puede ser necesaria una punción lumbar (extracción de líquido cefalorraquídeo para su análisis): también si hay signos de meningitis, niños sin vacunación completa y en estatus convulsivos.
- Electroencefalograma (E.E.G). No es estrictamente necesario realizar E.E.G. tras un único episodio de convulsión. En el caso de practicarlo, debe realizarse al menos dos semanas después del episodio. No tiene valor predictivo, aunque existe la costumbre de hacer uno y posteriormente un control anual.
- Imágenes radiológicas: en general no se recomienda hacerlas a no ser que el niño tenga una pérdida de conocimiento prolongada o se sospeche un tumor o una enfermedad específica.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
Hay dos tipos de tratamiento:
El tratamiento del caso agudo:
Por lo general, los episodios convulsivos son cortos y ceden espontáneamente y solo es necesario tratar la fiebre.
Si hay una crisis compleja o, particularmente en el caso del estatus convulsivo, se pueden utilizar medicamentos como el diazepam rectal, midazolam nasal u oral y similares en un hospital.
El tratamiento profiláctico (de prevención) se basa en:
- Control de la fiebre. Con medicamentos (Paracetamol, Ibuprofeno) y medios físicos (baños con agua tibia, aplicación de paños o compresas humedecidas en agua tibia sobre el cuerpo).
- Medicamentos anticonvulsivantes: es un tema controvertido y no hay evidencia clara de que disminuya el riesgo de epilepsia, aunque sí parece prevenir las recurrencias de las crisis febriles.
Anteriormente, se daba el tratamiento profiláctico en ciertos casos, sobre todo para calmar la ansiedad familiar por las convulsiones del niño.
Hoy en día, se recomienda evitar los medicamentos anticonvulsivantes, en general, por sus efectos secundarios que pueden ser graves.
Si los niños presentan convulsiones febriles recurrentes, sobre todo si son estatus convulsivos y la familia está muy ansiosa al respecto, se recomienda soporte emocional y educación para manejar la urgencia de la convulsión en casa si es necesario.
Por lo general, se enseña cómo usar los medicamentos rectales o nasales con dosis exacta y cuando la convulsión ha durado un tiempo determinado.
En prácticamente todos los casos no habrá nuevas convulsiones después de los cinco años, no habrá ninguna secuela en el desarrollo intelectual y físico del niño y no ocurrirá ningún problema durante las crisis.
No hay ningún tratamiento que prevenga una epilepsia en el futuro.
¿Qué médico me puede tratar?

Bibliografía
- García Ron A, Arriola Pereda G. Convulsiones febriles. En: Protocolos diagnósticos y terapéuticos en Neurología Pediátrica. Asociación Española de Pediatría y Sociedad Española de Neurología Pediátrica, 1.ª edición, 2022. Págs. 379 - 385. Disponible en: https://www.aeped.es
- Nelson, Tratado de pediatría. 21ª Edición (2020). Capítulo 611. Crisis epilépticas en la infancia. Crisis febriles. Págs. 3092 - 3094. ELSEVIER. España S.L.U. ISBN: 978-84-9113-821-1 (versión digital).
- UptoDate. Patient education: Febrile seizures (Beyond the Basics). John J Millichap. Última actualización Agosto 17 2021. (Inglés) Disponible en: https://www.uptodate.com
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