El sangrado rectal o rectorragia es la expulsión de sangre roja por el ano ya sea de forma aislada o mezclada con las heces al defecar. Si aparece mezclada con las heces se denomina hematoquecia.
Es importante resaltar que se habla de sangrado rectal cuando la sangre es fresca, normalmente de color rojo brillante.
Es sangre procedente del tramo final del intestino grueso correspondiente al colon o al recto.
Por otro lado, puede existir presencia de sangre mezclada con las heces que proviene de otras partes del aparato digestivo con un color más oscuro o incluso negro: las melenas.
Para más información sobre ello puede visitar nuestro tema: Sangre en las heces
La causa más frecuente del sangrado rectal son las hemorroides que producen un sangrado relativamente pequeño, en la mayoría de las ocasiones apenas manchando el papel del baño o al final de la defecación.
Otras causas que pueden producir sangrado rectal son:
En un 25% de los casos tras investigar las causas no se identifica el motivo por el que se produjo el sangrado y se resuelve espontáneamente.
La principal prueba que se debe realizar ante un sangrado rectal es la colonoscopia, sobre todo en personas mayores de 40 años por el riesgo aumentado de cáncer.
En la colonoscopia, mediante un instrumento introducido por el ano se puede observar y tomar muestras de la parte final del intestino grueso.
Una alternativa para los menores de 40 años con sangrado rectal leve es la sigmoidoscopia flexible, un poco menos molesta.
La Tomografía/angiografía computarizada es una nueva opción tanto de diagnóstico del sitio de sangrado como de tratamiento.
El tratamiento del sangrado rectal depende de la cantidad de sangre que se expulsa y de la duración del sangrado.
Durante la colonoscopia o en la tomografía/angiografía se puede detener el sangrado una vez identificado su origen.
Luego de que ceda el sangrado agudo y se haya hecho el diagnóstico de la causa, se procede al tratamiento específico para cada enfermedad.
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