La mola hidatiforme es un masa de células que se forma dentro del útero al principio del embarazo provocada por alteraciones de la placenta y que puede llegar a convertirse en un tumor trofoblástico.
Ante la presencia de un embarazo molar es necesario proceder a su interrupción ya que es imposible el desarrollo embrionario normal.
El 80% de los tumores que se forman son benignos y desaparecen espontáneamente. En el 20% restante los tumores no desaparecen y se convierten en cariocarcinomas, un tumor muy invasivo compuesto por células trofoblásticas malignas y que puede dar metástasis a distancia.
Existen dos formas de aparición de la mola hidatiforme:
La mola hidatidiforme está causada por una fecundación anómala. Se cree que factores como una dieta baja en proteínas o en vitamina A puede tener influencia.
Aparece en uno de cada 2000 embarazos y es más probable que aparezca en mujeres muy jóvenes (menores de 17 años) o muy mayores (por encima de los 40 años)
Un síntoma que puede hacer sospechar la presencia de la enfermedad es el sangrado vaginal durante el primer trimestre del embarazo.
Asimismo, el útero suele aumentar de tamaño rápidamente y puede presentarse dolor pélvico y vómitos pero en general suele pasar desapercibido.
La ecografía es el principal método de diagnóstico para apreciar anormalidades de la placenta como la mola hidatiforme. Puede apreciarse en las ecografías a partir de las 9 o 10 semanas de embarazo.
El tratamiento recomendado es realizar un legrado uterino para eliminar la masa de células del útero.
Posteriormente, es conveniente evitar el embarazo durante 6 meses y administrar tratamiento anticonceptivo oral durante ese periodo.
El riesgo de que vuelva a aparecer en un nuevo embarazo es del 1% y es recomendable realizar ecografías precoces para confirmar que la nueva gestación es normal.
Si el nuevo embarazo es normal no debe haber un aumento de malformaciones fetales ni complicaciones posteriores.
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