Algunos medicamentos para la tensión tienen efectos adversos sobre los lípidos en sangre.
Aumentan colesterol total y triglicéridos. Pueden disminuir el colesterol HDL (el protector).
Incluso sin cambios apreciables en el colesterol total, pueden aumentar el colesterol LDL (de baja densidad o peligroso) y triglicéridos y disminuír el colesterol HDL (el protector), todo ello pues indeseable.
Pueden tener un efecto beneficioso sobre el colesterol LDL y HDL.