La rabdomiólisis es la descomposición de las fibras musculares esqueléticas secundaria a un daño muscular.
El músculo está compuesto por fibras musculares, la mioglobina (pigmento proteico), electrolitos y enzimas musculares. Cuando el músculo se descompone, estos compuestos se desprenden al torrente sanguíneo, dónde son tóxicos para el cuerpo. Además, cuando los valores de mioglobina aumentan anormalmente, esta se precipita en los riñones bloqueándolos y causando daño renal grave.
Al mismo tiempo, el cuerpo redirige una gran cantidad de sangre hacía la zona muscular afectada, disminuyendo el volumen de sangre y provocando una bajada importante de la presión arterial pudiendo llegar a un estado de shock.
Las causas que provocan la rabdomiólisis se pueden dividir en tres grupos:
Los síntomas de la rabdomiólisis son muy variables dependiendo del grado de daño muscular y pueden variar desde formas asintomáticas hasta cuadros severos. La sintomatología es la típica de daño muscular:
Además, pueden aparecer síntomas sistémicos como:
El profesional, ante una sospecha de rabdomiólisis, pedirá un análisis de sangre y de orina. El valor más importante para diagnosticarla es la detección en sangre de una elevación de la enzima creatincinasa (CPK). También se acostumbran a valorar los siguientes parámetros:
El tratamiento inicial es la administración vía intravenosa de líquidos con el fin de prevenir el daño renal. Si el riñón funciona lo suficiente, se administran diuréticos y bicarbonato para ayudarle a eliminar más tóxicos.
También es importante controlar las alteraciones de los niveles de iones en sangre que puedan ocurrir, ya que pueden producir daño cardíaco y en otros órganos.
Finalmente, si el riñón claudica puede ser necesario el uso de hemodiálisis (depuración de la sangre mediante un aparato externo)
El pronóstico es excelente siempre que el tratamiento sea precoz.
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