Las Sulfonilureas y Glinidas son dos familias de fármacos utilizados para disminuir el azúcar en sangre mediante la estimulación de la secreción de insulina por la célula Beta del páncreas, por lo que también son conocidos como secretagogos.
La diferencia principal entre ambos radica en la rapidez de la acción. Las glinidas empiezan a hacer efecto a los treinta minutos de su toma y actúan sobre la fase precoz de secreción de insulina, lo que explica que sean ideales para el control de los picos postprandiales de glucemia (subida rápida del azúcar sanguíneo que se produce tras las comidas).
Las Sulfonilureas tienen una duración de su efecto mayor y aumentan la fase tardía de la secreción insulínica, por lo que también se incrementa la posibilidad de sufrir una hipoglucemia.
Este mecanismo de acción explica que sólo sean eficaces en pacientes que aún son capaces de producir insulina, o dicho de otra forma, que tienen reserva pancreática. Por eso no son útiles en la Diabetes Mellitus tipo 1, en las Diabetes Autoinmunes del adulto o en Diabetes Mellitus tipo 2 con reserva agotada (lo podemos medir con la determinación analítica de Péptico C).
Varios estudios han demostrado la eficacia de estos fármacos con reducciones entre el 1-2 % de la Hemoglobina Glicosilada (HbA1c).
Ejemplos de Sulfonilureas son el Glimepiride, Glibenclamida, Glipizida, Glicazida, Gliquidona o Clorpropamida.
A la familia de las Glinidas pertenencen la Nateglinida y Repaglinida.
Cada uno de estos principios activos tiene unas características farmacológicas determinadas con una metabolización y una vida media distinta, por lo que habrá que buscar el secretagogo adecuado para cada paciente.
Hay que tener especial cuidado en pacientes con insuficiencia renal a la hora de tratar con Sulfonilureas, porque se acumulan durante más tiempo en el organismo al no poder eliminarse por los riñones, mientras que las Glinidas pueden usarse con mayor libertad al metabolizarse por el hígado.
Como efectos adversos principales para ambos grupos destacan las hipoglucemias (disminución del nivel de azúcar en sangre por debajo de 60 mg/dl) y el que favorecen la ganancia de peso, aunque la frecuencia de los mismos varía notablemente según el fármaco utilizado.
Los secretagogos son uno de los principales agentes terapéuticos empleados en pacientes diabéticos con reserva insulínica y gracias a su amplio espectro farmacocinético pueden utilizarse en una gran variedad de pacientes adaptándose bien a sus estilos de vida. Cuando se preescriben hay que tener en cuenta que pueden acortar la vida de las células beta y conducir a largo plazo a la situación antes mencionada de agotamiento de la reserva pancreática de insulina.