¿Qué es la hiperplasia endometrial?
La hiperplasia endometrial consiste en el crecimiento excesivo del endometrio (capa mucosa que recubre el útero en su interior) y suele causar sangrado vaginal anormal.
Normalmente, se debe a una hiperestimulación por los estrógenos (hormona sexual femenina). Los estrógenos estimulan el crecimiento de las células del endometrio (capa más interna del útero), proceso que es revertido posteriormente con la acción de la progesterona.

¿Cuál es la causa que lo provoca?
Las principales causas y factores de riesgo para que se produzca una hiperplasia endometrial suelen ser:
- Administración de estrógenos exógenos (consumo excesivo de hormonas).
- Producción ovárica de estrógenos excesiva.
- Uso excesivo de fármacos como el tamoxifeno.
- Obesidad.
- Tumores con producción de estrógenos.
- Síndrome de Ovarios Poliquístico.
¿Qué tipos existen?
Actualmente la OMS clasifica la hiperplasia endometrial en 2 grupos:
- Hiperplasia endometrial no atípica (hiperplasia benigna).
- Hiperplasia atípica o neoplasia intraepitelial endometrial (carcinoma bien diferenciado).
La hiperplasia atípica (aquella que indica presencia de células anormales) se considera una enfermedad precursora del cáncer de endometrio.
Las hiperplasias no atípicas tienen células y glándulas normales, aunque aumentadas en número y tamaño.
Cuando las células sufren cambios que las predisponen a la aparición del cáncer, se habla de hiperplasia atípica.
Según datos estadísticos, cada tipo de hiperplasia endometrial tiene un porcentaje diferente de progresar hacia el cáncer de endometrio:
- Hiperplasia endometrial no atípica: riesgo de progresión menor a 5% durante 20 años.
- Hiperplasia atípica: riesgo de progresión hasta el 30 %.
Si se detecta la hiperplasia endometrial a tiempo y se controla se puede evitar que progrese hacia un cáncer de endometrio.
¿Cuáles son los síntomas de la hiperplasia endometrial?
El síntoma más común es el sangrado vaginal anormal (sangrado postmenopáusico, ciclos menstruales irregulares, menorragias, sangrado intermenstrual) aunque en algunos casos puede cursar con apenas síntomas.
¿Cómo se puede detectar?
Para su diagnóstico se dispone de:
- Ecografía a través de la vagina: es el primer estudio que nos permite identificar o sospechar de hiperplasia, sin embargo aunque la ecografía no se detecte datos de hiperplasia es necesario realizar otros exámenes diagnósticos.
- Biopsia con cánula de Pipelle: permite tomar una muestra del endometrio e identificar células anormales.
- Histeroscopia: permite visualizar la cavidad del útero, identificar áreas anormales y tomar una muestra. Actualmente este es el mejor método diagnóstico para hiperplasia endometrial.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento depende del tipo de hiperplasia y si la mujer quiere tener descendencia o no.
En caso de hiperplasia endometrial no atípica, como el riesgo de progresar a cáncer es bastante bajo, se puede seguir manejo conservador dependiendo del tipo de paciente como por ejemplo en mujeres jóvenes con deseos de tener hijos. El tratamiento conservador consiste en no dar ningún tipo de medicamentos, solamente observar y dar seguimiento cada 6 meses con biopsias de endometrio por un periodo no menor a 1 año.
Otra opción de tratamiento en la hiperplasia endometrial no atípica es la terapia farmacológica, que consiste en la administración de progestágenos (el más eficaz hasta el momento es el dispositivo intrauterino liberador de levonorgestrel y como segunda opción la terapia oral con progestágenos).
Cabe mencionar que hay que realizar cada 6 meses una biopsia endometrial por su médico como seguimiento.
Con respecto al tratamiento de la hiperplasia atípica, lo más indicado es la cirugía (histerectomía total) laparoscópica o abdominal, debido al alto riesgo de progresión a cáncer. La cirugía debe ser individualizada. En mujeres pre menopáusicas y con deseos de tener hijos se deben buscar otras opciones de tratamiento.




Fernando Martínez Sáez
Redactor y divulgador de temas científicos, médicos y sanitarios. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
Autor originalDr. Jorge Herradora Pérez
Especialista en Ginecología y Obstetricia y licenciado en medicina y cirugía general por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Revisor clínico