El momento idóneo para la introducción de los alimentos sólidos en los lactantes a término es a los 4 meses de vida. En los prematuros debe ser a partir de los 6 meses (promedio de la edad corregida y la edad cronológica y en función del peso de lactante), para evitar que reciba una dieta que difiera mucho de la distribución calórica recomendada.
Hace años se demostró que una ingesta de 500-1000 ml de leche humana hasta el sexto mes mantenía al niño en el percentil 50 de peso. En ocasiones algunos niños mantienen un crecimiento normal, pero pueden tener déficit en micronutrientes.
La introducción de los zumos de fruta, verduras simples o cremas y sopas aporta menos calorías que la alimentación al pecho o con fórmula. En cambio, la introducción precoz de sólidos, sin una disminución concomitante de la cantidad de fórmula, puede provocar un sobrepeso en el lactante.
Los alimentos sólidos se introducen uno a uno, de modo que si el niño reacciona adversamente sea posible detectar rápidamente el alimento en cuestión. Hacia el año de edad, el lactante puede empezar a tomar leche entera y alimentos normales.
Las harinas de diversos cereales (trigo, arroz, avena, centeno, maíz) constituyen la base de las clásicas papillas dulces.
Las harinas son ricas en almidón, polisacáridos, minerales y vitaminas. El contenido proteico es escaso, de valor nutritivo bajo, incluido el gluten, cuya administración precoz puede favorecer la aparición de celiaquía. Por ello, antes de los 7 meses sólo deben utilizarse harinas que no lo contengan (arroz, maíz, soja).
Las harinas comercializadas reciben un tratamiento adecuado que permite su rápida disolución en agua, leche u otro líquido, lo cual facilita su digestión, dado que la capacidad del páncreas a la edad de 4 meses es todavía muy limitada. Para ello suelen ser tostadas, malteadas, suplementadas con vitaminas y minerales y a menudo precocidas.
Se utilizan en la alimentación del lactante fundamentalmente las frutas jugosas: naranja, limón, manzana, pera, uva, ciruela. No se deben emplear las secas ni las oleosas. Las frutas jugosas son ricas en agua, hidratos de carbono, vitaminas y sales. Son, en cambio, muy pobres en proteínas y lípidos. El zumo de naranja puede introducirse pronto en la alimentación del lactante, a condición de utilizarlo puro y sin azúcar. Las frutas se administran fundamentalmente en purés, cocidas o en forma de compota o papillas.
Al introducir las frutas y las legumbres, la cantidad de proteínas animales disminuye, al reducir el aporte de lácteos. Entonces se compensa con la carne y el pescado, alimentos portadores especialmente de proteínas de elevado valor biológico, muy necesarias para el lactante debido a su rápido crecimiento. La carne de ternera, hervida y pasada por la batidora, entra a formar parte de la dieta entre los 5 y 6 meses de edad.
El jugo de carne no tiene ningún valor nutritivo. El pescado blanco, lo debe tomar ya el lactante mayorcito.
La yema del huevo es rica en grasa, proteínas y vitaminas y pobre en hidratos de carbono. La clara puede inducir sensibilizaciones si se introduce precozmente, por lo que se aconseja dar una yema cocida en lugar de la carne o pescado. El huevo entero no se debe dar hasta alcanzar el año.
Alimentación a los 3 meses de edad:
Alimentación a los 4 meses de edad:
Alimentación a los 5 meses de edad:
Alimentación al 6º mes:
Mañana:
Mediodia:
Tarde:
Noche: