La conmoción cerebral es una lesión traumática que causa un repentino deterioro temporal de la función cerebral.
La conmoción se produce al sufrir un golpe en la cabeza y cursa con confusión y amnesia (pérdida de la memoria). La conmoción cerebral en ocasiones se produce con una ligera pérdida del conocimiento o la consciencia.
La conmoción cerebral sucede cuando la cabeza recibe un golpe o cuando el cerebro se golpea contra el cráneo con la suficiente fuerza para causar una pérdida temporal de la funcionalidad cerebral.
La persona afectada puede permanecer consciente o perder el conocimiento brevemente, y se encuentra desorientada durante algunos minutos después del golpe.
La conmoción cerebral generalmente se resuelve por sí sola sin un efecto prolongado.
Sin embargo, conviene tener precaución para evitar el síndrome del segundo impacto. Este síndrome se produce cuando tras recibir una primera conmoción cerebral, incluso una muy leve, se sufre un segundo golpe sin haberse recuperado completamente del primero. Resulta peligroso porque la presión intracraneal y la inflamación cerebral que provocan puede acarrear graves consecuencias para la salud.
La mayoría de las conmociones cerebrales son causadas en accidentes con vehículos de motor y actividades deportivas.
En los accidentes relacionado con los vehículos de motor la conmoción normalmente no suele producirse por golpes directos. Suele deberse a una desaceleración repentina, que provoca que el cerebro se golpee contra el cráneo.
En los deportes de contacto, especialmente el fútbol americano, el hockey y el boxeo, la conmoción suele ser causada por golpes directos en la cabeza. También es frecuente en otros deportes como la equitación, el esquí, el futbol o el ciclismo.
En el caso concreto del boxeo la conmoción cerebral es muy frecuente ya que provocar dicho estado es en sí mismo uno de los objetivos de dicho deporte.
Una de las causas más frecuentes que pueden provocar conmoción cerebral, asociada al deporte o no, son las caídas, frecuentes en niños pequeños en los patios de recreo o incluso en el hogar.
Se estima que tiene una incidencia de 100 a 600 casos por cada 100.000 personas.
Sucede de forma más frecuente en:
Los principales síntomas asociados a una conmoción cerebral incluyen:
Estos síntomas pueden durar desde unos minutos a varias horas. Si los síntomas persisten durante mucho tiempo pueden sugerir una lesión cerebral.
La persona que sufre una conmoción cerebral en ocasiones puede perder el conocimiento durante unos minutos.
Algunos síntomas pueden prolongarse días o semanas después del accidente como:
Es importante prestar atención a los síntomas y la evolución de una persona que sufre una conmoción cerebral. La duración de la pérdida del conocimiento y el grado de confusión son indicadores para valorar la gravedad de la lesión y ayudan a guiar en el proceso del tratamiento.
El personal sanitario puede hacer una evaluación inmediata basada en la gravedad de los síntomas consistente en:
Las personas con conmociones cerebrales leves no necesiten ningún tratamiento o prueba adicional.
Los casos más graves o que requieren mayor estudio pueden requerir una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (MRI) para detectar posibles lesiones cerebrales.
Los síntomas de la conmoción cerebral suelen desaparecer rápidamente y sin un efecto duradero si no se sufren más lesiones durante el proceso de curación. La vuelta a la actividad deportiva depende de la gravedad de la conmoción cerebral.
La gravedad de la conmoción cerebral se clasifica en la siguiente escala:
Dependiendo del grado de la conmoción se aplicará el tratamiento correspondiente:
Para alguien que ha sufrido una conmoción cerebral de cualquier gravedad, es de vital importancia que evite la posibilidad de recibir otro golpe en la cabeza hasta después de que todos los síntomas hayan desaparecido para prevenir el síndrome de segundo impacto.
La conmoción cerebral generalmente no deja problemas neurológicos a largo plazo. No obstante, los síntomas posteriores a la conmoción cerebral pueden durar semanas o incluso meses.
Muchos casos de conmoción cerebral pueden prevenirse mediante el uso de equipos de protección adecuados:
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