Las lesiones deportivas se refieren a aquellas lesiones que ocurren con mayor frecuencia al realizar deporte o una actividad deportiva ya sea de manera profesional o amateur.
Las lesiones deportivas son frecuentes y la mayoría se deben a traumatismos por sobrecarga, y pueden tener importantes secuelas a largo plazo para la vida del deportista.
La elección del deporte tiene grandes consecuencias sobre el riesgo de las lesiones que pueden presentarse.
Las lesiones traumáticas están causadas generalmente por una combinación de fuerzas. El tipo más frecuente de lesiones graves son las producidas por la desaceleración, que provocan importantes lesiones articulares y traumatismos contusos.
En los deportes en los que se producen colisiones entre personas (rugby, fútbol, etc.) y en los deportes de alta velocidad (esquí alpino), las tasas de lesiones musculoesqueléticas importantes son mucho mayores, ya que en estos impactos se combinan la velocidad y el efecto de masa.
En cualquier caso, todas las personas tienen los tejidos susceptibles de lesionarse por:
La debilidad intrínseca se refiere a que cada persona tiene una conformación anatómica que favorece ciertas lesiones y no otras.
Por ejemplo, las personas con lordosis lumbar exagerada (sobreestiramiento de la columna) tienen un riesgo elevado de padecer dolor lumbar cuando hacen deportes de girar el tronco (golf, tenis, etc.), y las personas con pronación excesiva de los pies (pies zambos) pueden presentar dolor en la rodilla cuando corren distancias largas. El pie cavo tiene un arco muy elevado. Mucha gente que parece tener un pie cavo tiene en realidad un arco normal con un tobillo rígido, por lo que la pronación es muy escasa. Estos pies absorben mal los impactos, por lo que aumenta el riesgo de fractura por sobrecarga en los huesos del pie y la pierna.
Sin la corrección adecuada en cada caso, el riesgo de lesión crónica es elevado porque en todos los deportes se producen movimientos específicos repetitivos.
El dolor suele desaparecer cuando se abandona la actividad, pero reaparece cada vez que se reanuda por las mismas razones personales.
La causa más frecuente de lesión muscular o articular es el uso excesivo de un músculo o grupo muscular.
Si se continúa con el ejercicio cuando aparece el dolor se puede empeorar la lesión. El uso excesivo puede deberse a no respetar el descanso de al menos 48 horas tras un ejercicio intenso, independientemente del grado de preparación.
Cada vez que se someten a esfuerzo los músculos, algunas fibras se lesionan y otras usan el glucógeno disponible. Debido a que sólo las fibras no lesionadas o aquellas que conservan una función glucolítica adecuada funcionan bien, el ejercicio intenso solicita el mismo esfuerzo para menos fibras, aumentando la probabilidad de lesión. Las fibras tardan 48 horas en recuperarse y aún más para reponer el glucógeno.
La mayoría de los métodos de entrenamiento recogen el principio de difícil-fácil, es decir, ejercicio intenso un día (correr a un ritmo de unos 2 km en 5 min) y con un ritmo más lento el día siguiente (2 km en 6 a 8 min). Si un deportista se entrena dos veces al día, cada trabajo intenso se debe seguir de tres esfuerzos leves. Sólo los nadadores pueden tolerar un esfuerzo intenso y otro más leve a diario. Presumiblemente, la flotabilidad del agua ayuda a proteger sus músculos y articulaciones.
Los músculos, tendones y ligamentos se pueden lesionar cuando están débiles para el ejercicio (se pueden fortalecer mediante ejercicios de resistencia, con pesos progresivos).
El factor biomecánico que produce con más frecuencia lesiones en el pie, pierna o cadera es la pronación excesiva (giro del pie después de contactar con el suelo) durante la carrera. Después de la pronación, el pie gira hacia la cara plantar lateral (supinación), después se eleva sobre los dedos antes de despegar del suelo y desplazar el peso hacia el otro pie. La pronación ayuda a prevenir las lesiones distribuyendo la fuerza del impacto contra el suelo. La pronación excesiva puede producir lesiones por un giro medial excesivo de la zona inferior de la pierna, provocando dolor en pie, pierna, cadera y rodilla. Los tobillos son tan flexibles que, durante la deambulación o carrera, los arcos tocan el suelo haciendo que éste parezca poco profundo o ausente.
Para orientar un diagnóstico adecuado y centrar la exploración física, al valorar una lesión traumática deportiva su médico le hará las siguientes preguntas:
Una vez respondidas estas preguntas, el médico realizará una exploración centrada en los sistemas musculoesquelético, nervioso y vascular.
Las lesiones deportivas más comunes según el deporte serían las siguientes:
Deporte | Lesiones más frecuentes |
---|---|
Corredores | |
Fútbol/Rugby |
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Lucha libre/Judo/Karate |
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Gimnasia |
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Esquí alpino |
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Esquí de fondo |
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Baloncesto | |
Tenis/Paddle / Frontón |
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Béisbol |
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El entrenamiento adecuado para un deporte específico reduce el riesgo de lesiones. El deportista debe también aprender a saber caer y a saber levantarse tras una caída. Asimismo, hay que utilizar un equipo seguro.
Para la prevención de las lesiones deportivas es imprescindible un plan de entrenamiento que incluya realizar correctamente el calentamiento, el enfriamiento y los estiramientos necesarios:
En primer lugar, se recomienda el tratamiento agudo de la lesión mediante control del dolor y reposo de la parte lesionada (por ejemplo, uso de férula).
El tratamiento inicial para la mayoría de las lesiones deportivas es RHCE (reposo, hielo, compresión y elevación).
La parte lesionada debe estar elevada. Sobre la parte lesionada se debe colocar una bolsa de frío o llena de hielo picado (que se adapta mejor) o en cubitos envuelta en una toalla. Se aplica un vendaje elástico sobre la bolsa de frío y alrededor de la parte lesionada sin comprometer el flujo sanguíneo. Después de 10 min se retira la bolsa y el vendaje, pero se mantiene elevada la zona lesionada. Se alternan 10 min con frío y sin éste durante 60 a 90 min, varias veces al día durante las primeras 24 h.
Puede existir una vasodilatación refleja después de 9 a 16 min tras la aplicación de hielo y dura unos 4 a 8 min tras su retirada. Por estas razones, el hielo se debe retirar si se produce vasodilatación refleja o después de 10 min, pero se puede volver a aplicar a los 10 min de su retirada.
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