La hipertensión intracraneal idiopática es la elevación crónica de la presión del líquido intracraneal sin haber razones de hidrocefalia (aumento de producción de líquido) o deformidades del sistema ventricular (alteraciones en las comunicaciones).
Se presenta más en mujeres obesas entre 20 y 44 años de edad, siendo en total su prevalencia de 1 de cada 100.000 personas.
Otros factores predisponentes son:
La asociación más frecuente es la obesidad que se asocia en el 90% de los casos.
Todos estos síntomas mejoran al bajar la presión del líquido cerebroespinal.
El control del campo visual sirve como índice de la evolución de la enfermedad, y si se mantiene sin tratamiento puede ser definitiva la pérdida de la vista.
El tratamiento adecuado es la punción lumbar con extracción de líquido cerebroespinal. Se realiza uno o dos días por semana, unos 40 mililitros. Como el líquido se reproduce rápido y esta técnica tiene sus dificultades, se tiende a poner una válvula desde el cerebro hasta el peritoneo, que sirve de drenaje permanente. La válvula puede y por ello debe controlarse su función. También suelen utilizarse diuréticos, que favorecen la eliminación de líquidos por la orina (Acetazolamida 500-1000 mg por día o Furosemida 40 mg/día), y si no mejora la visión de los ojos se asocian esteroides a dosis de 40 a 60 mg por día. Este tratamiento puede durar dos o tres meses.
Las dietas para bajar peso se indican habitualmente pero no está claro que la bajada de peso sea un índice de mejora de la enfermedad.