La roséola es una enfermedad infecciosa producida por un virus que provoca fiebre alta de 3 a 5 días que posteriormente desaparece abruptamente y comienza con exantema cutáneo.
Afecta fundamentalmente a población infantil.
Es una enfermedad infecciosa aguda, producida por un virus DNA de la familia de los herpevirus tipo 6 (produce la mayoría de los casos) y tipo 7 (un 20-30% de los casos). Otros virus menos comunes son los enterovirus, adenovirus y parainfluenza tipo 1.
Suele afectar a niños con edades comprendidas entre los 6 meses (hasta esa edad están protegidos con anticuerpos maternos) y 3 años (donde la mayoría ya han pasado la enfermedad).
El ser humano es el único huésped conocido. Tras la infección puede quedar latente (generalmente en adultos) y al eliminarlo puede contagiar a los niños pequeños.
Se transmite vía aérea mediante secreciones respiratorias (tos, estornudos…) y feco-oral.
Las infecciones ocurren todo el año sin un patrón estacional concreto.
Tiene un periodo de incubación de 9 a 10 días. Por lo general es una enfermedad benigna y autolimitada.
El curso clínico de la roséola es característico: tres a cinco días de fiebre que se resuelve abruptamente y es seguido por el desarrollo de una erupción cutánea.
Las complicaciones son muy poco frecuentes:
El diagnóstico es fundamentalmente clínico.
Rara vez se requieren pruebas de laboratorio salvo complicaciones o presentaciones atípicas
En la mayoría de los casos, la roséola es una enfermedad benigna y autolimitada. La mayoría de los niños se recuperan espontáneamente sin secuelas.
El tratamiento generalmente es sintomático con analgésicos habituales para la fiebre y malestar general (Paracetamol, Ibuprofeno).
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