La rubeola es una enfermedad infecciosa típica de la infancia causada por un virus y que produce un enrojecimiento generalizado de la piel.
La rubeola es una enfermedad causada por el virus del mismo nombre perteneciente al género Rubivirus de la familia Togaviridae. Es una enfermedad contagiosa que se transmite a través de los estornudos y la tos de una persona infectada.
La infección puede transmitirse desde una semana antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.
Los síntomas de la enfermedad aparecen tras un periodo de incubación de 14 a 21 días. Los primeros síntomas incluyen:
Posteriormente aparece el exantema, erupción o sarpullido de la piel de color rosa o rojizo que puede causar un ligero picor. Aparece primeramente en cara y cuello y se va extendiendo hacia el tronco y las extremidades. El exantema suele durar aproximadamente unos 3 días.
Además si la rubeola se produce en adultos suele ocasionar:
Existe una vacuna para la rubeola basada en el propio virus atenuado. Está indicada su administración entre los 12 y 15 meses de edad aproximadamente. Se suele realizar junto a la inmunización contra el sarampión y las paperas (vacuna triple vírica). Posteriormente se administra una dosis de refuerzo a los 3 o 4 años.
Es importante evitar contraer la rubeola o vacunarse de ella durante el primer trimestre del embarazo ya que existe un riesgo elevado de que el bebé nazca con el síndrome congénito de la rubeola que puede causar ceguera, pérdida de audición, defectos cardíacos o retraso mental.
Es una enfermedad benigna que cede espontáneamente sin ningún tratamiento y cuya recuperación se estima en una semana aproximadamente. Después de pasar la infección la persona queda inmunizada de forma permanente por lo que no vuelve a contraer la enfermedad.
Se pueden administrar antiinflamatorios para aliviar los dolores o paracetamol o ibuprofeno para reducir la fiebre o aliviar las molestias.
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