¿Qué es la rotura del tendón rotuliano?
El tendón rotuliano o patelar también denominado ligamento rotuliano es la continuación del músculo cuádriceps en forma de tejido fibroso. Este tendón se extiende desde la cara anterior de la rótula hasta la tibia y forma parte del aparato extensor de la rodilla. Es una estructura imprescindible para mantenerse en pie, caminar, correr, saltar...
Las roturas del tendón rotuliano se clasifican en roturas parciales y completas. Al mismo tiempo, pueden ser la fase final de una tendinopatía crónica o ser una lesión aguda debida a un traumatismo directo o indirecto. En la mayoría de casos es una lesión unilateral.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La rotura del tendón rotuliano es una lesión rara, ya que es un tendón muy resistente. El mecanismo de la lesión es debido a una violenta contracción del cuádriceps que rompe el tendón.
Existen diversos factores predisponentes que provocan una degeneración del tendón (tendinopatía) previa a la lesión que facilita la rotura:
- Sobrecarga en la extremidad inferior en deportes con saltos (balonmano, vóley, fútbol...)
- Enfermedades que debilitan el tendón (Diabetes mellitus, Insuficiencia renal crónica, artritis reumatoide...)
- Consumo de esteroides anabolizantes
¿Cuáles son los síntomas de la rotura del tendón rotuliano?
Normalmente los pacientes se presentan con un gran dolor súbito en la rodilla y clara impotencia funcional con pérdida de la extensión de la rodilla. Además, la rótula suele estar desplazada superiormente respecto a su situación habitual, y se puede palpar en el tendón la pérdida de relieve. Parece como un hachazo.
Pese a esto, no es rara la ausencia de síntomas en pacientes con afectación previa crónica del tendón.
¿Cómo se puede detectar?
El diagnóstico suele ser clínico, basándose en los síntomas mencionados anteriormente.
Para confirmar el diagnóstico se puede emplear:
- Radiografía simple
- Ecografía
- Resonancia Magnética
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento suele ser quirúrgico. A los pacientes con riesgo para la cirugía, se aplica tratamiento conservador, en el cual, tras unas seis semanas de inmovilización y reposo, se puede llegar a recuperar parcialmente la marcha.
También se realiza inmovilización de la rodilla durante unas semanas después de la cirugía. Y posteriormente, se hace rehabilitación, que es fundamental para conseguir un buen resultado.
Las posibles complicaciones derivadas del tratamiento son:
- Infección de la herida
- Trombosis
- Apertura de la herida
- Pérdida de fuerza en la articulación
- Limitación de la flexión de la rodilla
Dra. Clara Boter Carbonell
Especialista en Medicina general y licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona
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