El síndrome de West es una enfermedad del sistema nervioso central que produce una epilepsia continuada y suele producir daños importantes e irreversibles en el cerebro.
La mayoría de las veces se desconocen las causas de la enfermedad aunque en algunas circunstancias puede ser debido a:
El síntoma más característico son los espasmos o convulsiones. Pueden ser ligeros o de gran violencia y se presentan en forma de salvas, sobre todo al despertar o provocados por estímulos sensoriales.
Estas crisis epilépticas comienzan en la infancia, entre los dos meses y los dos años de edad, aunque casi siempre antes del primer año.
Los niños que padecen el síndrome de West suele manifestar un retraso psicomotriz y en ocasiones suelen añadirse problemas de sordera o ceguera.
Muchos niños involucionan, pierden las habilidades adquiridas durante los primeros meses de vida y detienen su progreso
Su diagnóstico se hace mediante electroencefalografía (EEG) ya que produce un trazado típico de hipsarritmia que puede ser fácilmente reconocible.
Su tratamiento es en base a fármacos antiepilépticos. Suelen utilizarse: