El herpes simple o herpes labial es una enfermedad muy frecuente causada por la infección del virus del herpes simple tipo 1, que se presenta en forma de erupción de pequeñas ampollas más o menos molestas, que aparecen en los labios, en la zona perilabial o incluso en otras zonas circundantes de la cara.
El virus del herpes tiene dos variedades que causan cuadros clínicos diferentes:
El tipo 1 es el responsable del herpes labial, mientras que el tipo 2 produce el herpes genital, consideradas hoy en día una enfermedad de transmisión sexual.
La infección primaria o inicial por el virus del herpes simple tipo 1 suele ser en la infancia y puede ser asintomática o causar únicamente úlceras en la mucosa oral.
Posteriormente el virus permanece en forma acantonada en el tejido de los nervios de la cara.
En ciertas personas, por causas de estrés, exposición solar o por cuadros infecciosos, se reactiva y causa las lesiones características de una calentura en los labios, con la formación de pequeñas ampollas, exudación y formación de una costra, casi siempre en la misma zona.
El virus del herpes es contagioso y se puede transmitir por contacto directo con la exudación del comienzo de la erupción de persona a persona o a través de elementos contaminados como cubiertos, vasos, toallas, platos, etc.
Su periodo de infección máximo es cuando aparecen las vesículas, y sobre todo por el líquido contenido dentro de ellas, muy rico en virus.
Pero como se ha dicho anteriormente el virus queda latente en la estructura de los nervios y puede volver a rebrotar más o menos frecuentemente.
La primera infección del virus genera los primeros síntomas una o dos semanas después del contacto con otra persona infectada, las lesiones del herpes labial permanecen durante siete a diez días y luego comienzan a desaparecer haciendo una costra cicatricial.
En esta primoinfección (primera infección) se suele producir un cuadro general, con fiebre, malestar, dolores musculare y la aparición de las vesículas en los labios y en el resto de la cavidad oral (se denomina gingivoestomatitis herpética).
Posteriormente, las recurrencias son más suaves y localizadas, solo con la aparición de las vesículas dolorosas (las típicas calenturas) y sin síntomas generales acompañantes.
En las recurrencias lo primero que suele aparecer es picor y quemazón en la zona que posteriormente se localizará la erupción.
El aumento de la sensibilidad en la zona y quemazón suele aparecer uno o dos días antes de la aparición de las lesiones típicas que son:
Existen ciertas condiciones que pueden favorecer la reaparición o reactivación del herpes labial. Las principales son:
El diagnóstico es clínico y si el herpes labial es recurrente no es necesario hacer prueba alguna.
En la infección primaria pueden hacerse algunas pruebas que confirmen el diagnóstico, bien cultivando el líquido de las secreciones, o por analíticas de sangre (serologías) que detecten los anticuerpos que producen los virus.
En los casos en los que el paciente refiera dolor de cabeza intenso, vómitos o desorientación, debe ser descartada una encefalitis herpética, mediante la oportuna exploración neurológica.
La erupción puede tener una evolución total de 10 días con o sin tratamiento.
La utilización precoz, antes de la erupción, de antivirales (Aciclovir) en cremas disminuye la extensión de la erupción, mejora las molestias y hace que dure menos días.
Siempre se debe mantener la zona muy limpia para evitar infecciones bacterianas.
Se debe tener precaución para no infectar a otras personas tanto por contacto directo como por los utensilios de comida o de higiene diarios.
En algunos casos, sobre todo en enfermos con las defensas deprimidas, pueden darse complicaciones como la emigración del virus al cerebro produciendo encefalitis herpética.
También puede producirse (por autoinoculación con las manos), la transmisión al ojo, produciendo una queratitis herpética, que si no se controla pueden llegar a producir una afectación de la visión por afectación corneal.
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