El angiomiolipoma renal es un tumor benigno, perteneciente al grupo de los hamartomas, que se localiza en el riñón.
El tumor está constituido por tejido adiposo (grasa), vasos sanguíneos sin fibras elásticas y por haces de fibras musculares lisas.
Los angiomiolipomas renales son tumores benignos, pero pueden aumentar de tamaño (pudiendo alcanzar los 20 cm de diámetro) e invadir estructuras cercanas (vena cava inferior, vena renal) provocando serias complicaciones.
Aunque puede aparecer en pacientes sin trastornos previos este tumor suele estar asociado con frecuencia a dos enfermedades:
Cuando se asocia a estas enfermedades suelen producirse angiomiolipomas bilaterales (en ambos riñones), mientras que en el resto de los casos suelen ser unilaterales (en un solo riñón) y alcanzan un tamaño mayor.
Se observa con mayor frecuencia en mujeres entre los 40 y 50 años de edad.
Los angiomiolipomas son raros en los niños, pero afectan al 80% de los que padecen esclerosis tuberosa.
El angiomiolipoma renal no suele producir ningún síntoma. En caso de existir síntomas los más frecuentes son:
Alrededor del 25% de los casos se complican debido a la ruptura espontánea produciendo una hemorragia retroperitoneal espontánea (síndrome de Wünderlich).
El angiomiolipoma renal suele ser de difícil diagnóstico, ya que no produce síntomas en la mayoría de los casos.
Para el diagnóstico se emplean técnicas de imagen que permiten demostrar el alto contenido en grasa que presentan estas lesiones. Las más utilizadas son:
El tratamiento varía según el tamaño del tumor y si este permanece estable en el tiempo o continúa creciendo. En función de sus características se puede tener una actitud expectante o intervenir quirúrgicamente para extraerlo. Si el tumor es de gran tamaño en ocasiones es necesario realizar la extracción del riñón (nefrectomía total o parcial).
Los tumores mayores de 4 cm de diámetro o que aumentan de tamaño, se recomienda extirparlos quirúrgicamente o embolizarlos mediante radiología intervencionista, ya que suelen complicarse con hemorragias u otras afecciones.
Tumores aislados y asintomáticos de hasta 4 cm de diámetro pueden controlarse periódicamente con ecografía o TAC cada 6 meses o un año.
En determinados casos, se puede valorar la administración de Everolimus (medicamento inmunosupresor) a pacientes con múltiples angiolipomas de gran tamaño que muestran evidencia de crecimiento y a aquellos que han tenido una nefrectomía o embolización previa. Este tratamiento puede reducir el tamaño de los tumores.
En el caso de tumores bilaterales o en riñones únicos (cuando sólo se tiene un riñón) se debe considerar la función renal existente antes de la extirpación, para evitar que se produzcan complicaciones como la insuficiencia renal.
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